Los delitos relacionados con el tráfico ilegal de medicamentos se incrementaron hasta los 5.063 en 2023, según el Instituto de Seguridad Farmacéutica, en una línea ascendente que ya supera los 6.000 este año.
Así se ha puesto de manifiesto en la mesa de actualidad 'Falsificación de recetas y uso fraudulento de medicamentos', que ha tenido lugar, este jueves, en el marco de Infarma Madrid 2024, el Congreso Europeo de Farmacia y Salón de Medicamentos y Parafarmacia.
En ella ha participado el inspector jefe de Policía Nacional Juan José Castro, jefe de la Sección de Consumo de Medio Ambiente y Dopaje (UDEV Central), que ha alertado de este incremento en el número de delitos, que cubren medicamentos falsos fabricados por laboratorios clandestinos.
En lo que va de año, se han identificado en España, según ha explicado, hasta 15 laboratorios de organizaciones criminales que han entrado en este ámbito, porque la tipificación del delito es menor. Una vía de acceso a estos productos es a través de la paquetería porque, ha concretado, "es imposible de controlar".
Pero, también se detectan falsificados de propiedad industrial, fraudes y delitos asociados o falsificaciones de recetas a través de las farmacias. "Lo más normal es el 'vaciado de la tarjeta sanitaria', lo que ya se ha prescrito al paciente no se le dispensa al paciente, sino que se saca por otro lado", ha explicado.
Otra forma de defraudar es mediante las recetas privadas, donde pueden falsificar sellos de distintos médicos. "Estamos muy atentos con el Fentanilo o el Rivotril, de los que se han detectado laboratorios clandestinos en Europa", ha indicado el inspecto jefe, que ha subrayado que desde la Policía se lucha a través de la formación y la colaboración con las áreas de inspección, con los farmacéuticos, "con presencia en todos los foros internacionales posibles, identificando modus operandi nuevos".
Para finalizar, ha puesto a disposición de todos los farmacéuticos un teléfono con atención de 24 horas –Tlf. 0034 628 711 298–, para colaborar en este problema en casos que tengan un enfoque criminal penal.
Tendencias "peligrosas"
El director del Instituto de Estudios de las Adicciones IEA-CEU de la Universidad CEU San Pablo, Luis Fernando Alguacil, ha identificado los ansiolíticos y sedantes –como las benzodiacepinas– y los fármacos con codeína como los medicamentos más frecuentes en recetas falsas. En esta línea, ha advertido del elevado consumo de hipnosedantes, con o sin receta, entre la población española.
Según ha afirmado, el 20% de las personas entre 55 y 64 años se encuentra bajo tratamiento de estos fármacos, siendo las mujeres el grupo de población que recurre más a estos medicamentos, con un 16% del total entre 15 y 64 años, según datos de la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España.
Otra tendencia peligrosa extendida es la combinación de benzodiacepinas –que provocan tolerancia y dependencia física– y otros sedantes –como el Rivotril–, junto al consumo de hachís, alcohol o pegamento. Conocida como 'karkubi', esta mezcla tiene efectos sinérgicos que pueden provocar alucinaciones, conductas agresivas, amnesia, euforia o conducir a adicciones graves e incluso el coma, entre otras alteraciones.
También se tiene constancia del 'purple drank', una droga elaborada a partir de un jarabe para la tos que contenga codeína como principio activo y que se consume con diferentes refrescos o bebidas energéticas de fácil acceso y muy populares entre la población más joven.
Preocupante es también la falsificación de opiáceos mayores, como el fentanilo, un derivado de la morfina responsable de la epidemia que ha provocado miles de muertes en Estados Unidos y que se ha identificado en España en la falsificación de recetas médicas. "Faltan indicadores objetivos que permitan predecir adecuadamente el riesgo individual de abuso de opioides", ha alertado Luis Fernando Alguacil.
En este marco, la directora general de Inspección y Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid, Pilar Jimeno, ha indicado que se trata de "un problema que afecta a la integridad del sistema de salud" y que "pone en riesgo la salud de los ciudadanos y socava los controles y la seguridad del sistema". Así, ha instado a "buscar sinergias para trabajar en colaboración y con estrategias que nos permitan combatir este problema que va en aumento".
La actuación de la Inspección revela falsificaciones de recetas para obtener ilegalmente medicamentos con destino al mercado ilegal o con fines no terapéuticos. Las recetas oficiales privadas en formato papel son las más susceptibles de fraude y, en menor proporción, las privadas en formato electrónico o las recetas oficiales públicas en formato papel o las órdenes de medicación de hospitales.
Desde el punto de vista del profesional de Farmacia, Manuel Caamaño, farmacéutico comunitario en el barrio de Usera, ha explicado cómo está afectando esta realidad a las oficinas de farmacia y las actuaciones que están siguiendo para prevenir estas situaciones.
"El problema está en la receta privada en papel, es el caballo de batalla de la farmacia", ha asegurado, al tiempo que ha defendido la vía abierta de colaboración de los farmacéuticos con las instituciones, a través de los comités de coordinación local, para transmitir los problemas e intercambiar información con las gerencias de Atención Primaria, así como con la herramienta de bloqueo cautelar de la receta electrónica.
Por su lado, el vicepresidente primero del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM), Óscar López, que ha moderado la sesión, ha reivindicado "más apoyo y soporte para luchar contra las falsificaciones de recetas desde las oficinas de farmacia", así como cobertura de la actuación profesional que ampara la ley para "no dispensar los medicamentos cuando observemos una falsificación o un fraude".
Medicamentos y uso lúdico, 'chemsex'
También se ha celebrado otra mesa de actualidad bajo el título 'Medicamentos y uso lúdico, chemsex. El otro lado del prospecto', moderada por Guillermo Bagaría de Casanova, vocal de Oficina de Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona.
"El abuso y el mal uso de los medicamentos es un fenómeno social en evolución, que abarca una multitud de prácticas y que constituye un problema de salud pública. Desarrollar sistemas de vigilancia como el Observatorio de Medicamentos de Abuso pueden ser estrategias útiles para implementar medidas de prevención y control", ha indicado Maria Perelló, farmacéutica del Consejo de Colegios Farmacéuticos de Cataluña.
Por su parte, Mireia Ventura, coordinadora de Servicios de análisis de Energy Control y TEDI manager, ha explicado que las personas que usan drogas se ven atrapadas en un ciclo de criminalización, estigmatización y discriminación, que obstaculiza su acceso a servicios esenciales.
"Los servicios de análisis de sustancias son una poderosa herramienta para contactar con las personas que consumen drogas y para monitorear cómo evoluciona el mercado de las drogas, el cual es extremadamente dinámico", ha zanjado.