En estos días y hasta el 9 de enero, se puede visitar la exposición 'Sorolla. Tormento y devoción', una muestra que propone un recorrido por el trabajo más desconocido e inédito de Joaquín Sorolla Bastida, la pintura religiosa.
En el paseo del General Martínez Campos se esconde uno de esos pequeños museos de Madrid, empequeñecido por los grandes museos del Prado, Reina Sofía y Thyssen, pero que son un auténtico tesoro. Situado en la que fuera su residencia madrileña, guarda la mejor colección de pinturas del artista valenciano, así como muchos de los objetos que le acompañaron en su vida.
En estos días, y hasta el 9 de enero, se celebra la exposición Sorolla. Tormento y devoción, una muestra que propone un recorrido por el trabajo más desconocido e inédito de Joaquín Sorolla, la pintura religiosa.
Aunque no estamos habituados a pensar en Sorolla como un pintor de temática religiosa, sí fue un género que cultivó, sobre todo, durante los primeros años de su carrera, y en el que demostró su joven y prometedor talento. La exposición presenta una cuidada selección de obras, fruto de una intensa y sistemática investigación. En su mayor parte inéditos para el gran público, los cuadros que se exponen nos ofrecen una completa representación del tema religioso en la pintura de Sorolla. Nos permite recorrer con detalle y desde una nueva perspectiva, los primeros años de su carrera a través de una selección nunca antes reunida para el público.
El título de la muestra nos acerca a dos facetas claves para comprender los inicios de su carrera pues, aunque Sorolla gozó de toda la fama y el reconocimiento internacional a la que un pintor podía aspirar, a la gloria no se suele llegar sin esfuerzo, sin sacrificio, sin padecimiento.
Este le llegará con una de sus obras más elaboradas en el inicio de su carrera, El entierro de Cristo, obra que le supuso más de un año de trabajo. Una obra ambiciosa, inmensa, de siete metros, pero llena de vacilaciones, de indecisiones y arrepentimientos y en la que deposita todas las esperanzas de un joven pintor. En la duda encuentra la desgracia su camino, la crítica fue despiadada con Sorolla. Todo el esfuerzo y las aspiraciones se desvanecen, comienza el tormento, la angustia de un artista que busca su verdad. Con su esposa, Clotilde García del Castillo, se refugia en Asís, reflexiona sobre su fracaso y se propone encontrar una nueva senda, la que le conduce hacia la luz, hacia el éxito.
En estos primeros años que Sorolla pasa aún estudiando en Roma, reflexivo en Asís y finalmente asentado en Madrid, la pintura de devoción le acompaña. Son obras que tienen buena acogida en el mercado. Unas veces se realizan motivadas por encargos de mecenas y protectores, otras, principalmente los cuadros de costumbrismo religioso, buscan en la anécdota la excusa para representar escenas costumbristas, cotidianas, con las que cosecha sus primeros éxitos en exposiciones nacionales e internacionales.
La Exposición
La exposición se compone de 46 obras, de las cuales 30 son préstamos de colecciones particulares y entidades eclesiásticas de muy difícil acceso, y de las instituciones que generosamente han colaborado con el Museo Sorolla en esta exposición: Ayuntamiento de Valencia, Civici Musei di Udine, Diputación de Valencia, Fundación Bancaja, Museo de Bellas Artes de Asturias, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo de Bellas Artes de Valencia, Museo Nacional del Prado y Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.
Puede verse por primera vez desde que se exhibiera en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887, una recomposición de El entierro de Cristo (1885-1887). Abandonada en su estudio por el pintor, la obra sufrió grandes daños y sólo se conservan tres fragmentos. Tras un complejo proceso de restauración llevado a cabo por el equipo del Museo, puede verse en un espectacular montaje que aspira a transmitir la importancia y la ambición depositada por Sorolla en este cuadro.
Además, en la exposición participa la acuarela Estudio de monje, firmada en 1881, que el Estado ha adquirido recientemente para la colección del Museo Sorolla. La acuarela, hasta ahora en colección particular, perteneció a Enriqueta García del Castillo, cuñada del pintor.
La exposición aspira a devolver a estas pinturas la visibilidad perdida, ya que son obras prácticamente desconocidas en la producción de Sorolla, no sólo para el gran público sino, incluso, para muchos historiadores. Para ello ha contado con el generoso patrocinio de la Fundación Iberdrola España y de la Fundación Mutua Madrileña y la colaboración especial de la Fundación Masaveu.
Primeros años (1880-1890)
Sorolla abordó el asunto religioso en las numerosas obras durante sus primeros años de consolidación como artista. Sus ansias de triunfo se vieron recompensadas en la Exposición Regional de Valencia de 1883, donde obtuvo, con Monja en oración, su primera medalla de oro.
El 1 de enero de 1885 Sorolla partió a Roma para continuar su formación. Allí esbozó numerosos temas de historia y se enfrentó al género religioso, que había experimentado por estos años un notable resurgimiento.
Sin duda, El entierro de Cristo, 1885-1887, es la obra fundamental para comprender esta etapa y el devenir de su carrera. Ya refugiado en la ciudad medieval de Asís, pinta numerosas notas de color y obras de herencia bizantina, como la Santa Clotilde, 1888 (Museo Nacional del Prado) o el cuadro Toma de hábito (Colección particular), cuyas jóvenes novicias evocan la pintura italiana antigua.
Costumbrismo religioso
A finales de la década de los ochenta, Sorolla abandonó Italia y, tras una brevísima estancia en Valencia, se instaló en Madrid. En ese momento, las escenas de costumbres religiosas causaban furor entre los artistas españoles.
Sorolla se inclinó hacia un costumbrismo refinado y elegante, en el que destacan los pasajes de religiosidad popular. Las escenas, muchas veces en interiores de iglesias, como Mesa petitoria, c. 1892 (Museo de Bellas Artes de Bilbao), representan temas de la vida cotidiana y están protagonizadas por gente anónima que recibe sacramentos o participa en ceremonias litúrgicas.
A pesar del carácter abocetado de algunas pinturas, como Duelo, 1892 (Museo Sorolla), son obras en las que muestra su virtuosismo como pintor y los avances en sus indagaciones sobre la luz. Son buenos ejemplos de los intereses del pintor por estos años y documentos excepcionales para comprender el laborioso proceso de su trabajo. Demuestran también la temprana maestría del joven Sorolla en la descripción ambiental de la escena y en la representación de los tipos populares que reflejan su habilidad en la captación del instante.
A partir de 1894, el estilo de Sorolla experimentó una transformación; comenzó lo que se ha denominado 'costumbrismo marinero'. En sus primeras obras de mar, el interés de Sorolla se centró en el mundo del trabajo, especialmente en las actividades de los pescadores en las playas de Valencia, como en La bendición de la barca, 1895 (Museo de Bellas Artes de Asturias).
Devoción
Durante su estancia en Roma, los pensionados debían continuar con los estudios de la Antigüedad clásica y enviar a Valencia informes periódicos de sus avances. Desde sus primeros pasos como pintor Sorolla mostró su inclinación hacia el costumbrismo popular y su vertiente religiosa.
Aunque Sorolla pintó en estos años desnudos académicos, como era de rigor para cualquier pensionado, es en la pintura religiosa donde, en realidad, concentra su mayor esfuerzo y esperanzas como se advierte en El buen ladrón crucificado. San Dimas, 1885 (Diputación de Valencia).
Al igual que otros pintores de su generación, trató de reinventar la pintura de carácter espiritual y religioso ante la necesidad social de un nuevo imaginario. La religión se convierte de nuevo en un posible viaje, donde el mundo imaginado se antepone a la necesidad de transmitir una doctrina. Por ejemplo, La Virgen María, 1885-1887 (Museo de Bellas Artes de Valencia) responde a un tipo de obras de inspiración religiosa, que comenzaron a prodigarse en la pintura española desde principios de la década de 1890 y que derivan de modelos italianos, en especial de Domenico Morelli y de artistas florentinos.
La muestra se acompaña de un ambicioso catálogo en el que, además de reproducir todas las obras expuestas, se recoge la investigación realizada, con artículos de Luis Alberto Pérez Velarde, Blanca Pons-Sorolla, Pedro José Martínez Plaza, Isabel Justo Fernández y Vicente Samper Embiz.
Taller infantil 'Misterio y luz'
En esta visita-taller, los más pequeños recorrerán la nueva exposición temporal Sorolla. Tormento y devoción, para observar y experimentar el uso de la luz en los cuadros de Sorolla. Descubrirán cómo representar la luz y sus efectos a través del color.
Los sábados 4, 11, 18 y 25 de septiembre, a las 11.00h.
Para niños de 6 a 12 años
Aforo: 10 niños (Máximo de 2 entradas por personas.)
El plazo de inscripción para este taller se abrirá a partir del 27 de agosto, a las 11.00h (en ese momento se habilitará un enlace para hacer la reserva)
Museo Sorolla
Horario: de martes a sábado, de 9.30 a 20.00h; domingos y festivos, de 10.00 a 15.00h. Lunes, cerrado.