El pasado 24 de agosto los vecinos de la plaza del Niño Jesús, en Retiro, se despertaron con el sonido de las motosierras que talaban al menos una treintenta de árboles. El motivo de su apeo, unas obras de remodelación del espacio, que además tampoco convence a los residentes. De momento, han recogido cerca de 1.500 firmas en contra de la tala en change.org
La reforma, según pudieron comprobar los afectados tras consultar el proyecto de obra del área de Medio Ambiente, pretende sustituir los espacios terrizos ajardinados, donde se encontraban los árboles talados, por unos parterres que dejan en medio caminos enlosados de tránsito, con bancos y mobiliario urbano, cerrados por un vallado.
Tras reunirse la Plataforma de Vecinos de la Plaza del Niño Jesús con el edil de Medio Ambiente, Borja Carabante, y el concejal del distrito, Santiago Saura, se presentó un documento con sus alternativas a la reforma. Para empezar, señalan que el proyecto "desnaturaliza y destruye lo que es la esencia del barrio desde el punto de vista estético e histórico". El barrio del Niño Jesús, recuerdan, fue construido en 1947 por el arquitecto José Antonio Domínguez Salazar, "formando un conjunto urbanístico, estético y de convivencia ciudadana muy singular". De hecho, apuntan, los edificios que bordean esta plaza están protegidos en el Plan General, y los jardines también tienen una catalogación.
Los vecinos reclaman que se repongan los parterres, los árboles y 56 arbustos, que funcionan como "barrera verde" frente al tráfico, además de producir abundante sombra. "No queremos que estos parterres se conviertan en pequeños parques abiertos con una reducida cantidad de árboles, ni que se abran camino o se instalen bancos, porque perderían su función de barrera verde natural", señala la plataforma vecinal. Para pasear, señalan, ya está el parque del Retiro cruzando la calle, o las zonas de la calle Anunciación.
En cuanto a los caminos, de 4,5 metros de ancho, suponen la desaparición del 40% del espacio de los parterres, y reclaman que se elimiten al menos los materiales duros y se sustituyan por tierra u otro material que no genere calor.
Otro problema añadido que ven los residentes de esta plaza, que sirve de transición entre Menéndez Pelayo y la avenida del Niño Jesús, es que las zonas estanciales con bancos puedan derivar en un espacio para botellones, y una "nueva fuente de ruido frente a las terrazas de los bares de la zona".