El líder de Más País, Íñigo Errejón, describe en su nuevo libro, 'Con todo. De los años veloces al futuro' (Planeta), que la Ejecutiva de Podemos derivó en una estructura "caudillista" con una "corte" de dirigentes en torno al exlíder Pablo Iglesias y está convencido de que el objetivo último de la candidatura en Madrid, tras varios episodios de desencuentros, era "enterrarle" en el plano político.
El diputado en el Congreso describe, en tono biográfico, el surgimiento de sus convicciones políticas, el impulso que supuso el movimiento 15M, la ilusión que produjo Podemos y su irrupción para transformar el mapa político por su carácter transversal.
En ese crecimiento, detalla que, en 2014, Iglesias era ya un "ídolo de masas" y que requirió ayuda para poder afrontar toda la tarea comunicativa y mediática, momento en el que comienza a "fortalecerse" el grupo que entró después de los cofundadores, compuesto por la ministra Irene Montero y actuales dirigentes de la formación, como Rafa Mayoral y Juanma del Olmo.
"Se pegan a Pablo, le acompañan, asienten. Comienzan a decir que no está cuidado y que ellos le cuidan. No hay sistema caudillista sin corte", expone en las páginas de su libro, para indicar que en verano de ese año Iglesias ya planteó la opción de ir en coalición con IU a las generales y autonómicas, algo que la mayoría del partido rechazó mayoritariamente de forma asamblearia.
Tras alcanzar gobiernos municipales y el éxito electoral de 2015, sin llegar a sobrepasar al PSOE, Errejón explicita que ya entonces comenzaron las diferencias de calado con el núcleo duro de Iglesias sobre la estrategia a seguir.
En este sentido, indica que sus posiciones en la Ejecutiva ya eran minoritarias y que la forma de plantear la propuesta de Gobierno a los socialistas, con la afamada rueda de prensa en la que el exlíder de Podemos enumeró los ministerios que exigía para el acuerdo cuando Pedro Sánchez salía de las consultas con el Rey, ya vaticinaba que el acuerdo iba a ser "imposible".
A partir de ahí, Errejón va enumerando, de forma cronológica, las primeras diferencias internas, el surgimiento de un lenguaje "bélico" y las pugnas internas, donde las armas son "dimisiones", "gestoras" y "votaciones en el grupo para cambiar liderazgos".
Crónica de una ruptura anunciada
El resultado de esa "escalada" fue la destitución del entonces secretario de Organización Sergio Pascual, en marzo de 2016. En este punto, Errejón desvela que un compañero, que ahora es diputado de Más País, se dejó abierto una tablet y "alguien" lee sus mensajes de un grupo de Telegram que compartían varios dirigentes y que expresaban sus posiciones políticas.
Fue entonces cuando el exlíder de Podemos, después de que se le hicieran llegar dichos mensajes, considera que se estaba produciendo un "ataque a la unidad" y decreta la destitución fulminante de Pascual. Al poco se reunieron ambos y trasladó a Iglesias que si cesaba a Pascual también le deberían echar a él, pues ambos cometieron el mismo "delito". "La respuesta es, literalmente, 'es verdad, pero contigo no puedo aún'", apunta.
Tras esta crisis, Pascual le emplazó a "romper ya, públicamente, con Pablo Iglesias, algo que declinó. "Me da un argumento muy convincente: 'Íñigo, tú no vales para las tareas de organización. Te acaban de cortar un brazo, que soy yo. No vas a sobrevivir. Si no reaccionamos ya, luego iréis otros", reproduce en su libro.
A partir de ahí, el relato de Errejón dibuja una descomposición de las relaciones en el seno de la formación entre las distintas corrientes, donde todo se puebla "como espías de 'La vida de los otros'".
También asevera que la llegada a la Secretaría de Organización del actual portavoz parlamentario, Pablo Echenique, derivó en una gira territorial que derivó en "una suerte de estalinismo cuqui", que va "purgando" mientras se lanzaba una campaña de "abrazos y sonrisas".
A su vez, reitera su posición contraria a la alianza con IU, que gestó en la repetición electoral del 20D la marca Unidas Podemos, y que supuso el "adiós a la transversalidad" que anhelaban sus adversarios.
En esa cita, confiesa además que empieza a no reconocer el discurso de la formación, que pasa a ocupar el espacio tradicional a la izquierda del PSOE. "Es desoladora nuestra involución", llega a describir, para luego enfatizar que "la unidad de la izquierda resta, empíricamente", como se comprobó en esos comicios, dado que esa coalición perdió un millón de votos respecto a los cosechados por separado. "Es posible que en la cabeza de Pablo esto sea el Podemos que quería, que siempre quiso", admite en otro pasaje.
Otro hito que describe con pesar fue el hastag en Twitter '#ÍñigoAsíNo', que fue compartido por diversos dirigente del partido, cuando criticó el cese del exportavoz en la Asamblea de Madrid Jose Manuel López.
"Participa toda la dirección afín a Pablo. Él no, pero, como mínimo, consiente. Hablo con él y lo niega. No hay mucho que decirse". Diserta Errejón que la motivación de aquello era ir "desgastándole emocionalmente, sin ningún pudor, cualquier posición que no fuera la que ellos defendían".
Una "espiral descendente de mierda"
A partir de ahí, en base a su relato, el camino fue una "espiral descendente de mierda" y que se levantara con "arcadas" cuando se reunía la Ejecutiva del partido. "Tenía auténtico rechazo físico a ir a la sede", admite.
Luego, detalla que buscó defender sus tesis políticas en Vistalegre, lo que derivó en otra serie de desencuentro con Iglesias y sus afines. Tras su derrota, en la que dejó la portavocía del Congreso, y pasado unos meses, describe que uno de los momentos donde comenzó a pensar que no tenía futuro en Podemos es cuando tuvo que participar en la campaña denominada 'Tramabús', cuyo diseño no compartía, al denotar que la formación mostraba así su vocación de "partido de resistencia.
"Yo le digo a Pablo que a lo mejor lo dejo (...) En ese partido no voy a sobrevivir", condensa el parlamentario admitiendo que pasó meses "extraños y tristes", hasta que Iglesias le propone la candidatura de Madrid.
No obstante y pese pactar encabezar la lista autonómica, Errejón esgrime que la dirección apenas le permitía tener visibilidad mediática y le ponía dificultades para confeccionar su propio equipo, con lo que empezó a pensar que el "objetivo era enterrarle".
"Empiezo a tener la sensación de que estoy metido en una trampa, de que lo de Madrid es una manera de ir haciéndome desaparecer sin ruido", destaca para manifestar que el polémico documento que publicó Carolina Bescansa, cuando difundió por error un documento con una estrategia contra Iglesias, enrareció más el ambiente pese a que él era totalmente ajeno a ese escrito.
Ante el conflicto por la confección de las listas en la candidatura municipal, que ostentaría la exalcaldesa Manuela Carmena, y la expulsión de los ediles que le eran afines, fue cuando Errejón concluyó que la ruptura era definitiva, lo que derivó luego en la gestación de Más Madrid.
"Yo estoy haciendo política en Más Madrid y Más País porque nos atrevimos a movernos (...) De no haber sido así, de no habernos escapado de ese callejón sin salida, hoy engrosaríamos la lista de tantos fundadores, portavoces, figuras públicas o militantes del primer Podemos", esgrime para después zanjar sobre su paso por Podemos: "Qué pena todo".