El empresario madrileño y especialista en alimentación Luis Pacheco reflexionaba (24 horas antes de la crisis de Gobierno de Pedro Sánchez) en esta tribuna de opinión, sobre las polémicas declaraciones que ha realizado esta semana el ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre su inoportunidad y sobre sus efectos en el sector nacional de la alimentación.
Las declaraciones recientes del ministro de Consumo, Alberto Garzón, han causado estupor y gran malestar entre ganaderos, comerciantes y exportadores del sector cárnico.
En esas declaraciones, Garzón recomienda comer menos carne, ya que dice que es nociva para la salud y que, además, restringiendo su consumo se combate el cambio climático y se salvaría el planeta.
Evidentemente, son muy desacertadas esas apreciaciones, más si vienen de un componente del Gobierno, porque daña a muchos ganaderos, a sus empresas y empleados, además de la inexactitud de casi todas las cifras que vierte en esas declaraciones. Se estima que, en España, dependen de este sector mas de dos millones de españoles, desde los fabricantes de piensos, los criadores de reses, ya sean de ovino, vacuno, o porcino, curadores de jamón, comercializadores mayoristas, minoristas, restauración, etc.
En España somos unos grandes gastrónomos, por nuestros ancestros que nos transmitieron la tradición y toda la liturgia que rodea la alimentación.
Somos una potencia gastronómica. Todo nuestro perímetro, salvo las fronteras con Portugal y con Francia, es costa y nuestra pesca es de primer orden mundial, nuestros campos, huertas y frutales son envidiados en toda Europa, por la cantidad y calidad de sus producciones, pero nuestras ganaderías no se quedan atrás. Tenemos muchas razas autóctonas y de una extraordinaria calidad en ovejas (churras, merinas, etc.), nuestros cerdos ibéricos son únicos y exclusivos para dar ese jamón 'top' a nivel mundial, en vacuno (rubia gallega, avileña, xata roxa, etc.).
Hay que destacar que, en España, la legislación Sanitaria y Veterinaria es más exigente que en el resto de Europa, esto ocurrió tras la crisis de las 'vacas locas' y hace que comer carne en nuestro país sea fiable y muy, muy seguro.
La mayoría de los ganaderos sufrieron mucho con el confinamiento y el cierre de la hostelería que ha conllevado la pandemia mundial. Se frenó bruscamente el consumo de cordero, jamón, etc, pero siguieron para dar ese servicio esencial a nuestra sociedad.
Por todo ello, resulta inaudito el ataque que Garzón ha destinado al mundo cárnico. Es injusto y demuestra falta de respeto y de preparación por parte de este Ministro, que no está a la altura de esos sufridos y esforzados ganaderos.
Los argumentos de Garzón se contradicen con datos contrastados y no es verdad que el consumo habitual de carne perjudique a la salud:
1. En España, el índice de cáncer está muy por debajo de la media de la OCDE.
2. España tiene una saludable alimentación, que hace que, junto a Japón, sea de los que tiene más esperanza de vida a nivel mundial.
3. El 90% del agua que se argumenta como necesario para la crianza de ese ganado, es del agua llamado 'verde', que proviene de lluvias y no supone gasto extra.
4. Se carga la responsabilidad de emisión de gas metano en la crianza de animales, cuando sólo les sería imputable apenas un 5%; el otro 95% es responsabilidad de la energía de Industrias, calefacciones, transporte, aviones, etc.
Sr. Garzón, un ministro está para dar soluciones a los problemas de su sociedad, no para crear 'incendios', perjudicando sectores por sectarismo, populismo o rancias creencias ideológicas.
Lo más acertado sería que dimitiese por su acreditada incompetencia.