La Biblioteca Nacional de España (BNE) reanudó a finales de junio parte de sus servicios culturales, aunque bajo unas condiciones diferentes debido a la pandemia. Este jueves, se abra la Sala Guillotinas con la exposición 'Vampiros en la Biblioteca. Las Historias Naturales de Juan Perucho en la BNE'.
El público puede acceder a la exposición 'Sueño e ingenio. Libros de ingeniería civil: del Renacimiento a las Luces', en la sala Hipóstila de la planta cero de la BNE, y se han abierto los espacios centrales de la planta segunda y las muestras 'Una vuelta al mundo en la BNE', en la Antesala, y 'Achille in Sciro', en el salón italiano. Sin embargo, el recorrido habitual del Museo BNE permanece cerrado.
La novedad es que, este jueves, 9 de julio, se abre la Sala Guillotinas con la exposición 'Vampiros en la Biblioteca. Las Historias Naturales de Juan Perucho en la BNE'.
Joan Perucho fue un gran renovador de la literatura de postguerra,
introductor en España de H.P. Lovecraft y
autor de una novela de vampiros divertidísima,
Las historias naturales, ambientada en la primera guerra carlista. Publicada originalmente en catalán, en 1960
, se ha traducido al inglés, francés, alemán, italiano, portugués, griego, neerlandés, danés, turco y chino. La primera edición en castellano se publicó en 1968 y desde entonces no ha dejado de reeditarse.
Las historias naturales está montada sobre
una trama histórica que Perucho manipula con ironía. En 1235 el rey Jaime I se casó con la princesa Violante de Hungría. Un caballero de la embajada del rey de Aragón,
Onofre de Dip, fue vampirizado en los Cárpatos. En 1830 regresa a Cataluña para reclamar sus derechos feudales y para sumarse a las huestes del general Cabrera, adalid de la causa carlista.
Los escenarios de la primera guerra carlista coinciden con los de la Batalla del Ebro durante la Guerra Civil. Perucho llama a la reconciliación, siguiendo la idea del poema de Paul Éluard 'Enterrar y callar',
inspirado en un grabado de Goya. Un joven científico, Antonio de Montpalau, se enfrenta al misterio, persigue al vampiro de Barcelona a Morella y de allí hasta la frontera francesa, abandona el racionalismo por el romanticismo y descubre el amor.
Perucho fue, además, poeta, crítico de arte, gastrónomo, bibliófilo, viajero, amigo de artistas como Joan Miró o Antoni Tàpies. En los años cincuenta, fue una figura destacada del diálogo entre las culturas peninsulares, a través de la amistad con Vicente Aleixandre y de la colaboración con la revista
Ínsula.