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'Revolución' (Alfaguara) transcurre durante los acontecimientos que sacudieron la república mexicana en el primer tercio del siglo XX

Arturo Pérez-Reverte: "No hay romanticismo en la revolución, donde pasas de héroe a villano en una tarde"

El escritor Arturo Pérez-Reverte publica nueva novela, 'Revolución' (Alfaguara), asegurando que las 'grandes palabras revolucionarias nunca' le han generado 'ilusiones' y que es 'escéptico' ante los movimientos revolucionarios, 'aunque eso no quiere decir que no haya que hacerlos'.
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El escritor Arturo Pérez-Reverte publica nueva novela, 'Revolución' (Alfaguara), asegurando que las "grandes palabras revolucionarias nunca" le han generado "ilusiones" y que es "escéptico" ante los movimientos revolucionarios, "aunque eso no quiere decir que no haya que hacerlos". (Foto: Agencias)
Por Paz Romanillos
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laromanillosgmailcom/12/12/18
miércoles 25 de enero de 2023, 23:50h
Un hombre, tres mujeres y una revolución. Un viaje al corazón humano y a la aventura. Arturo Pérez-Reverte recupera en su nuevo libro los acontecimientos dramáticos que sacudieron la república mexicana en el primer tercio del siglo XX.
Arturo Pérez-Reverte: 'No hay romanticismo en la revolución, donde pasas de héroe a villano en una tarde'
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A través del relato del camino de iniciación de un joven que alcanzará la madurez en medio del caos y la violencia, Arturo Pérez-Reverte narra una historia repleta de aventuras y trabada con personajes a través de los que ahonda en las reglas del amor, la lealtad, la muerte, la amistad y la vida.

La nueva novela de Pérez-Reverte es la historia de un hombre, tres mujeres, una revolución y un tesoro. La revolución fue la de México en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa. El tesoro fueron quince mil monedas de oro de a veinte pesos, de las denominadas ‘maximilianos’, robadas en un banco de Ciudad Juárez el 8 de mayo de 1911. El hombre se llamaba Martín Garret Ortiz y era un joven ingeniero de minas español.

Explica que él no deja de ser "un escritor profesional que cuenta historias" y que Revolución "es una más". Eso sí, diferente al resto de las que ha escrito durante los últimos 35 años. "Yo no puedo escribir siempre la misma novela, porque me aburriría; necesito desafíos". Y con esta historia, ambientada en el México de Zapata y Villa, eran muchos los que se le planteaban.

Desafíos tan diversos como la documentación y la ambientación –se trata de la primera de sus novelas que transcurre completamente fuera de Europa–, el recibimiento por parte de los lectores mexicanos –ante la osadía de que un 'pinche' español escribiera sobre su historia–, y, sobre todo, el lenguaje.

Porque sus personajes tenían que hablar mexicano del que se practicaba en el primer tercio del siglo XX, distinguiendo las expresiones que podía utilizar un terrateniente de las que eran propias de un campesino analfabeto. Y, ahí entra, ha explicado, la tarea de "un escritor vivo", que no deja de "observar, aprender y emprender cada novela como una aventura nueva". "Si no fuera así, si no hiciera cosas diferentes, terminaría muriendo como escritor".

Necesito desafíos. Si no hiciera cosas diferentes en cada novela, terminaría muriendo como escritor

La elección de la revolución mexicana no es fruto de la casualidad o del capricho. Desde su infancia, Pérez-Reverte escuchó hablar de ella en su casa. Un amigo de su bisabuelo, también ingeniero de minas, fue destinado a ese país como representante de la empresa que lo había empleado.

Allí vivió en primera persona los sucesos de este acontecimiento histórico. En las frecuentes cartas que le remitía desde el otro lado del Atlántico daba puntual noticia de su discurrir y de los hechos, muchas veces imprevistos y sorprendentes, que ocurrían en ella.

El escritor creció escuchando esas historias apasionantes, que se repetían sin cesar en su familia. Él mismo se entretenía mirando las fotografías de Pancho Villa, un nombre con leyenda, y de los demás protagonistas que encabezaban la revuelta y que aparecían retratados en las revistas que conservaba en su hogar y que solía hojear en su juventud. Relatos, instantáneas y episodios que se fueron acomodando en su imaginación los distintos capítulos de una historia que, con los años, desembocaría en Revolución.

Tras La Reina del Sur, el novelista regresa de nuevo a México en esta novela. Sus recurrentes visitas a este país americano cimentaron su pasión por este momento de la historia y ampliaron su fascinación hacia estos hechos del pasado.

Esos viajes y la minuciosa lectura de libros que abordaban el tema alimentaron su creación literaria y fueron rellenando los huecos que faltaban para completar el hilo narrativo. Pero, sería el hallazgo casual de una antigua instantánea la que terminaría desencadenando el impulso para que la novela adoptara su forma definitiva.

En esa fotografía aparecían retratados un puñado de revolucionarios. Permanecían sentados en la mesa de un local distinguido y con evidentes pretensiones de elegancia. Posaban orgullosos, acompañados de sus armas, sus sombreros característicos y unos bigotes oscuros rematando la sonrisa de sus semblantes. Desayunaban en el Sanborn, uno de los salones más distinguidos y reconocidos de México D. F.

El contraste entre esas figuras desgarbadas, de extracción humilde, arrellanadas en unas sillas que hasta hacía tan sólo unos días no estaban reservadas para personas de su porte y talla social, y el ambiente elegante que los rodeaba ataron los últimos flecos sueltos y acabaron por hilar los hechos ficticios que el escritor había ido guardando en su imaginación con los sucesos reales.

Crónica de promesas incumplidas


Revolución es una crónica de la lucha que entablaron unos hombres por sus ideales y las promesas que nunca se pudieron cumplir. "Hacemos la revolución pa que a los pobres no nos chupen la sangre los hacendados capitalistas... Que las tierras se repartan a quienes la trabajan y las minas sean pal pueblo que se deja en ellas la vida", asegura uno de los protagonistas, con la seriedad que sólo poseen las personas que creen en lo que verbalizan.

Pérez-Reverte traza en estas páginas un recorrido por las motivaciones y convencimientos que empujaron a un pueblo a tomar las armas y levantarse contra sus gobernantes. Una sublevación de gentes sencillas, desprovistas de instrucción en la mayoría de los casos, que no han tenido la oportunidad de acceder a la escuela, como sí ocurre en las clases pudientes, y que malogran los días de su existencia en unas tierras que no les ayudan a prosperar y que no les devuelven otra ganancia que un rancho exiguo y la promesa de más sudor en la frente para la mañana siguiente.

El novelista perfila con acierto ese entramado de ilusiones y de esperanzas, pero no se ciñe solo a contarlas. A partir de esas reivindicaciones, vertebra las distintas facetas de las revoluciones, desde la chispa inicial que incendia los ánimos y la serie de discursos que mueven las conciencias, hasta las disensiones posteriores que surgen entre los cabecillas y las peleas intestinas que siempre conducen hacia la desintegración de un movimiento y su inevitable derrota.

La novela también hace un análisis acertado de cómo la revolución acaba devorando a sus hijo

Esta novela también hace un análisis acertado de cómo la revolución acaba devorando a sus hijos y, por supuesto, de la catenaria de fuerzas distintas y calladas que entran en juego y que de manera se mueven para horadar y desprestigiar este tipo de movimientos, como admite uno de los revolucionarios, preocupado por la imagen y la fama de la causa. Unas estrategias que, a pesar de la distancia que nos separa de esos acontecimientos, todavía existen y somos capaces de reconocer: la importancia de la propaganda, de trasladar a la opinión pública una buena imagen, la oratoria convincente y los mensajes dirigidos para poner en entredicho al adversario.

"Confiar a trece millones de indios analfabetos la elección de un presidente es como pedir a una clase de escolares que elijan a su profesor", sostiene uno de los protagonistas de esta narración.

En el camino, unos descubrirán que las promesas hechas pueden conducir al cadalso y que las buenas intenciones no son suficientes para conseguir impartir justicia. Arturo Pérez-Reverte, con ecuanimidad, pero con precisión, alumbra la épica de todos estos hombres, de uno y de otro bando, que con sus apasionamientos, equivocaciones y sinsentidos, pelearon por lo que creían, y a los que la vida primero y los intereses después terminaron separando.

A punto de cumplir los 71 años y con más de 30 novelas a sus espaldas, el autor reconoce que tiene "el sentido del desastre muy acusado", lo que le lleva a estar "alerta" y no sorprenderse por desarrollos de acontecimientos como la invasión de Ucrania. "Vivo en una saludable incertidumbre y no me relajo. Para mí, era evidente que íbamos hacia esto. De todas formas, tampoco puedes estar todos los días avisando de que viene un meteorito", ha señalado.

Además de la publicación en España, Revolución se ha puesto a la venta en distintos países de América Latina y Estados Unidos. La anterior novela de Pérez-Reverte, El italiano, ya ha alcanzado los 300.000 ejemplares y en octubre se estrenó la cinta La piel del tambor, basada en la novela homónima del escritor.

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