El exdirector de la Real Academia Española (RAE) y académico, Darío Villanueva, aborda en 'Morderse la lengua' (Espasa) varios ejemplos de corrección política y posverdad actual, especialmente en el lenguaje, y entre ellos rescata la problemática que genera el lenguaje inclusivo.
"El problema está en confundir el feminismo con la gramática, porque son cosas completamente distintas. La lengua no crea las realidades, porque la cosa es antes de la palabra", señalado Villanueva, quien, no obstante, no duda en calificar al feminismo como "la revolución más importante y trascendente del siglo XX".
"Los intentos de corrección política inspirados en el feminismo que intentan alterar la naturaleza de la lengua, bajo el supuesto de que esto permite avances en la lucha por la igualdad de la mujer, suponen un error. Y da bastantes problemas y confusiones", ha añadido.
Porque el académico no duda en manifestar qur el "virus" de la corrección política se puede cargar la producción artística y literaria, a afirma también que si permitieran la entrada de esos criterios en el Diccionario de la Lengua Española, éste desaparecería.
De todo esto, de la historia y los peligros de la corrección política y la posverdad, habla Villanueva en su libro Morderse la lengua (Espasa), dos fenómenos que, asegura, impregnan y pervierten el discurso de políticos, medios de comunicación y redes sociales, y afectan a las relaciones personales y profesionales, a la investigación, a la creación y a las expresiones artísticas.
En su libro, Villanueva recuerda el encargo que recibió la academia en 2018 para elaborar un informe sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución. "Aquello fue un poco raro, cuando la vicepresidenta habló en el 40 aniversario de la Constitución de que estaba escrita en masculino no se había hablado con la RAE", explica.
"Luego vino la petición del informe y lo que se solicitaba era muy previsible, así lo dije de manera inmediata. Pero, la Academia no se puede negar a una petición de esas características, porque si hubiese escurrido el bulto, se habría desacreditado por completo", añade el filólogo.
Villanueva reconoce que en la RAE, "como muchas otras agrupaciones humanas que quieren ser correctas", en ocasiones, hay que "morderse la lengua por cortesía". "Eso sí, tras nueve años en la cúpula directiva de la Academia, siempre me expresé totalmente contrario a lo que con presiones de todo tipo intentaban imponernos: someter el diccionario a censura de corrección política", afirma.
Villanueva matiza que las palabras "sirven para lo justo y lo injusto" y es por ello que no acepta que se eliminen determinados términos del diccionario, sino que cada uno "use su capacidad de discernimiento entre lo bueno y lo malo para escoger la mejor opción. Palabras como 'canalla', 'machista' o 'sinvergüenza' no se las ha inventado los académicos, sino que la sociedad se las ha dado a sí misma".
Además, habla de una "censura perversa" en el lenguaje, puesto que no viene de instituciones. "La corrección política va de abajo a arriba, comenzó en ámbitos de la sociedad civil y lo que pasa es que luego ha llegado a las instituciones, que se han sumado a ese movimiento de corrección política".
El académico recupera un ejemplo como el del rapero Pablo Hasel, condenado a nueve meses de cárcel por un delito de enaltecimiento del terrorismo, e injurias y calumnias a la monarquía y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. "La libertad de expresión es un principio básico y fundamental de las democracias, pero junto a eso hay otro tipo de conductas punibles", asegura. "Entre esos tipos están los llamamientos al odio, a la violencia e incluso a la muerte del opuesto. Hay que saber diferenciar una cosa y otra. Pero, si uno pide el ajusticiamiento contra alguien, eso no es libertad de expresión", ha concluido.
Pueden leer un fragmento de este libro pinchando en este enlace.