El comerciante madrileño Luis Pacheco, autor de este artículo de opinión, escribe sobre el que denomina el peor año en una década para los autónomos y pinta un futuro, a corto plazo, lleno de incertidumbres debido a la situación de la economía internacional y de la política nacional.
Comienza un nuevo año y, en estas fechas, brotan las cifras que quieren resumir los doce meses que han concluido.
Los autónomos no salen bien parados en esos balances. Cierran el peor año comparándolo con la última década y el número de afiliados desciende por primera vez en el mismo periodo de tiempo: casi 1.300 menos en un año.
Pero, si hay un sector especialmente sensible a esta situación, que ha resultado muy dañado en el 2022, ha sido el de los autónomos del comercio. Han 'caído' 20.000 comercios autónomos, en toda España. El número produce escalofríos, máxime si tenemos en cuenta que esa cifra es la resta de los que han cerrado menos los que han comenzado o han abierto en los últimos 365 días, es decir que el número real de los que han tenido que 'bajar la persiana' podría superar los 40.000.
Esta situación comenzaba a ser previsible a mitad del año pasado, cuando el incremento de los precios de la energía, de los carburantes y, por tanto del transporte, se unían a otras erróneas disposiciones desde Ministerios del Gobierno Sánchez, lastrando notablemente la actividad de estos comercios, de las pequeñas tiendas unifamiliares, de esas pymes que suponen mas del 95% de los comercios de nuestro país.
A medida que avanzaba el año, se daban las condiciones para una 'tormenta perfecta', la invasión de Ucrania añadía tensión internacional y variaciones en los precios de algunas materias primas decisivas para la alimentación animal y para la industria alimentaria.
El escenario no podía ser mas desfavorable: inestabilidad financiera y sobre todo incertidumbre en las economías domésticas, que, además, veían como la inflación crecía peligrosamente, alcanzando en algunos periodos dos dígitos.
Entre tanto, veíamos algunas medidas desde el Ejecutivo de Sánchez que más obedecían a maquillaje y aliño propagandístico, que a eficacia en las soluciones. Por ejemplo, esos 20 céntimos de apoyo en el precio de la gasolina, mientras esta se mantenía en una insultante frontera de dos euros por litro.
Sabido es por todos que el Gobierno recaudaba en el último trimestre una ingente cantidad extra en impuestos, que superaba los 30.000 millones de euros y, en una campaña de blanqueo y lavado de imagen, decía 'ayudar' devolviendo con medidas apenas 1.000 millones. Pero, eso sí, argumentando que Espala salía mejor que otros países europeos, Falso, si se tiene en cuenta lo que cayó el PIB en España (18%), y lo que cayó en otros países vecinos por la pandemia y crisis postariores.
Y llega el 2023 y miramos al futuro. Y los autónomos, que son tan importantes para España y su economía, vislumbran un horizonte sumamente embarrado. Una nueva tarifa de autónomos, que no es del agrado de todos. Se anuncian nuevas medidas como panacea, que son del todo inservibles, por su cuantía y su laxitud. Por ejemplo, los 200 euros en un cheque único anual, prometidos a unidades familiares que no superen los 27.000 euros de ingresos/año, es una medida propagandística que no alcanzará los 200 millones de euros de desembolso de las repletas y acaudaladas arcas del Gobierno.
Resulta ineficaz, asímismo, la reducción del IVA de algunos alimentos. Al hacerlo parcialmente, vemos cómo quedan fuera sectores muy importantes y que lo venían reclamando con toda razón. Los pescados y la carne aún se gravan con un 10% de IVA, a todas luces injusto.
La aparición de nuevos impuestos, entre ellos el aplicado al plástico, contrarresta las ventajas de los ivas superreducidos y grava aún más la sufrida cesta de la compra. De nada sirve que se aminoren unos céntimos en pan, frutas o legumbres, si por otro lado, aceites, conservas, etc, ven sus precios elevados por este impuesto.
A todo esto, vemos como Sánchez promete a funcionarios y pensionistas respetar su poder adquisitivo, con medidas correctoras. Y, por contra, legisla y penaliza a los autónomos de una manera flagrante.
Un ejemplo, muy gráfico está en los alquileres de vivienda al 2% de subida, que deja a su libre albedrío los alquileres de locales, que se disparan, habiendo subido ya por encima del 8%, con el daño que esto hace para los autónomos que unen esta subida a la de los materiales, los transportes, la luz, los carburantes, etc.
Si de verdad desde el Gobierno que preside Sánchez se quisiese ayudar a todas las familias, a los autónomos y al comercio en general, hay una medida que destensaría el nudo que ahora estrangula y asfixia su garganta. Si hace apenas un año y medio pagábamos el crudo Brent por encima de los 100 euros el barril, y se vendía el litro de gasolina a 1,2 y 1,3, ahora ese mismo barril de petróleo esta oscilando los 80 euros barril. No es de recibo que se pague 1,6, 1,7euros el litro de esa misma gasolina.
El precio de la gasolina y gasoil se puede fijar en un entorno de 1,2, 1,3 euros litro y de esta forma bajarían los transportes. No se quieren limosnas de 20 cétimos, Por otro lado, bajarían los alimentos y productos que ahora están repercutidos duramente por el encarecimiento del transporte.
Esta medida ayudaría mucho más a la actividad económica, bajaría la inflación y destensaría las economías domésticas, que a la hora de llenar el depósito, verían abaratada su factura en 20-25 euros.
Esto supondría mayor ayuda para todos y empezaríamos a pensar que existe coherencia en un consejo de ministros que, a veces, nos hace creer que el autónomo es el enemigo a batir, en lugar del aliado que nos tiene que sacar con su músculo y entusiasmo de este socavón.
Ignorar a los mas de tres millones de autónomos puede hacer que la Moncloa cambie de inquilino. Son muchos votos y ahora se sienten triturados por un insensible rodillo social-comunista.