El Círculo de Bellas Artes de Madrid estrena su nueva fachada, tras finalizar los trabajos de restauración y retirar los andamios, según ha dado a conocer la institución, que ha sufragado en su totalidad los costes de la reforma.
El edificio, obra de Antonio Palacios e inaugurado en 1926, ha sido restaurado por la empresa Kalam, especializada en restauración de patrimonio cultural y rehabilitación de edificios históricos.
Según la institución, se ha realizado un minucioso tratamiento de las diversas superficies y elementos ornamentales, realizado en función de los distintos materiales que presenta el edificio, como el granito, el mármol, la cerámica o el bronce. Además, se ha procedido a la limpieza de toda la superficie, a la restauración de distintos elementos y a la realización de tratamientos de acabado y protección.
De este modo, desde hace unos días el edificio, Bien de Interés Cultural y parte del 'Paisaje de la Luz', declarado recientemente Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, se muestra completamente reformado, preparado para albergar un nuevo curso con novedades y destacando en pleno centro de Madrid como una de las "instituciones culturales más importantes del país".
A punto de cumplir un siglo
Tras su fundación en 1880, el Círculo de Bellas Artes creció de manera exponencial y tuvo que cambiar de sede en innumerables ocasiones hasta encontrar su sitio definitivo. Esto no ocurrió hasta el lunes, 8 de noviembre de 1926, con la inauguración de la sede en la esquina de Alcalá con la actual calle de Marqués de Casa Riera.
El edificio del Círculo de Bellas Artes, con más de 90 años de existencia, es quizás uno de los mejores ejemplos de arquitectura al servicio de su actividad, sin desdeñar las características ornamentales y estilísticas de la época. El proyecto de Antonio Palacios pretendía aunar la grandiosidad arquitectónica y ornamental con la función artística, cultural y lúdica de la institución.
La sede del CBA, que ya tenía 5.000 socios en 1927, contaba no solo con importantes espacios destinados a las artes, las exposiciones, conferencias, cine o teatro, sino que también incluía piscina, billares, barbería, salón de estudio, sala de baile para esas fiestas de largo entre las que estaba el mítico baile de máscaras, de esgrima, retransmisiones radiofónicas, fiestas, etc.
El espacio donde se asienta el CBA corresponde al antiguo jardín del Marqués de Casa Riera, adquirido el 13 de julio de 1918 por dos millones de pesetas, que contaba con 27’40 metros de lateral de la calle Alcalá y 62,70 metros al interior con 1.718 metros cuadrados. Tras diversas vicisitudes, el proyecto de Antonio Palacios es el elegido en 1920 y en octubre de 1922 se pone la primera piedra a una edificación que no se terminó hasta noviembre de 1926 y cuyo coste total se disparó a casi los 12 millones de pesetas.
De todos los edificios que construyó Palacios, como el del actual Instituto Cervantes, el Hospital de Maudes o el Palacio de Comunicaciones, actual Ayuntamiento de Madrid, entre otros, el Círculo de Bellas Artes es quizás el más modernista, sin desdeñar el eclecticismo madrileño y su vínculo neoclasicista con ese remate con la columnata cúbica en piedra de la fachada.
Sin embargo, tras ese exterior arquitectónico pétreo, depurado y sobrio en general, con esos ventanales de corte racionalista, encontramos un interior artístico con una escalera central y unos salones que constituyen un 'festín barroco'. Como Antonio Fernández-Alba escribía, "Palacios entendía el interior de los edificios como lugares que sus habitantes debían contemplar con una emoción espacial". Así, cobra significancia el yeso, el mármol, los espejos y los estucados de frisos, capiteles o columnas.