La Comunidad de Madrid modificará el nombre de la estación de Metro de Atocha Renfe por el de Atocha. Esta nueva nomenclatura coincide con la reciente liberalización del sector ferroviario en España, tal y como explicaba el consejero de Transportes, David Pérez, este domingo.
Este cambio no sólo implica el cambio en la denominación de la propia estación, sino también su modificación en la señalética de estaciones y trenes de toda la red del suburbano, web, megafonía, máquinas expendedoras de las estaciones y en los planos. El proceso para adecuar la nomenclatura, que ya se ha iniciado, se hará de forma progresiva y podrá durar alrededor de cuatro meses.
Pérez ha explicado que el nuevo nombre se ha escogido por “ser genérico y representativo y así evitar confusiones a los viajeros a la hora dirigirse a este punto neurálgico del transporte en Madrid, ya que conecta la red de Metro tanto con trenes de media y larga distancia como con Cercanías”. “Además, sirve de intercambiador con autobuses interurbanos y de la EMT de Madrid, por lo que se trata de uno de los puntos de enlace más importantes de la capital”, ha añadido.
Centenario de la primera ampliación de Metro
El consejero Transportes ha hecho, además, un recorrido en Metro desde Sol hasta Estación del Arte, para conmemorar el centenario de la primera ampliación del suburbano, que tuvo lugar en diciembre de 1921.
El primer proyecto de expansión consistió en prolongar la línea 1 (hasta entonces solo estaba constituida por el tramo Cuatro Caminos - Sol) hacia el sur de Madrid desde la Puerta del Sol y bajo las calles de Carretas, la Magdalena y Atocha hasta la estación de Mediodía, actual estación de Atocha.
Constaba de tres estaciones: Progreso (ahora Tirso de Molina), Antón Martín y Atocha (ahora Estación del Arte). En su momento, la obra supuso un gran reto ya que presentaba muchas complejidades constructivas, al atravesar zonas del viejo Madrid, como la plaza del Progreso y la angosta calle de la Magdalena, minada por socavones, galerías, cuevas y pozos abandonados e infinidad de restos de arterias subterráneas, que en su día establecían comunicaciones y refugios secretos.
Las tres nuevas estaciones se llevaron a cabo en una cota poco profunda y según los documentos municipales de la época "teniendo en cuenta las necesidades de un Madrid futuro". Se establecieron vestíbulos más espaciosos y se multiplicaron las escaleras de acceso, para facilitar la entrada y salida del público.
Una joya de la arquitectura
Fue el arquitecto Antonio Palacios el encargado de diseñar estas estaciones. El vestíbulo de Tirso de Molina mantiene todavía parte de su configuración original.
Este espacio es "una auténtica joya arquitectónica", en el que se pueden contemplar la bóveda cubierta de azulejos blancos biselados, con frisos de cerámica, en reflejo de oro y cobre.
Además, preside la estación el escudo antiguo de la ciudad, realizado en cerámica y con reflejos metálicos. También es de esta época el vestíbulo de Pacífico (1923).
El 8 de mayo de 1923, la línea 1 prosiguió con su crecimiento y se prolongó bajo la avenida Ciudad de Barcelona hasta desembocar en el Puente de Vallecas, al inicio de la avenida de la Albufera.
En una tercera fase de ampliación se prolongó la línea hacia el norte, desde Cuatro Caminos, discurriendo bajo la calle de Bravo Murillo, y añadiendo tres nuevas estaciones al trayecto, inauguradas el 6 de marzo de 1929, hasta Tetuán de las Victorias.
Hoy, la línea 1 de Metro de Madrid conecta el norte y el sureste de la ciudad, discurriendo entre Pinar de Chamartín y Valdecarros, por un total de 33 estaciones con andenes de 90 metros, unidas por 23,876 km de vía en túnel de gálibo estrecho y con un recorrido que dura aproximadamente 57 minutos.