Un cesto con apenas media docena de ejemplares y un cartel indicativo conducen al visitante que entra al Real Jardín Botánico de Madrid a la exposición de calabazas que estos días se puede disfrutar en este centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Por quinto año, muestra a sus visitantes una selección de 30 cultivares de calabaza que han crecido en la huerta del Jardín Botánico.
Este año, la selección de especies y sus diversos cultivares de calabaza (géneros Cucurbita L. y Lagenaria Ser.), a diferencia de los cuatro anteriores que se mostraban en la entrada al Jardín Botánico, se pueden ver en la misma huerta donde se cultivan, aunque se mantiene el doble objetivo educativo y divulgativo de la muestra, dar a conocer 30 cultivares de la infinidad que tienen estos géneros más allá de su relación con la fiesta de Halloween.
Los visitantes pueden disfrutar de cultivares tan curiosos y singulares como ‘bip max’, ‘maza de Hércules’, ‘Peter Pan’ o ‘cabello de ángel’, la clásica ‘calabaza de Halloween’ o la tradicional y querida ‘calabaza del peregrino’, toda una institución dentro de la variedad de ejemplares por la historia que encierra y a la que los más pequeños cariñosamente llaman “cantimplora” o “pera gigante”.
Originarias de América (Cucurbita) y de África (Lagenaria), aunque su cultivo está muy extendido por otras zonas del mundo, la calabaza es una herbácea rastrera y trepadora, de la familia de las cucurbitáceas. En zonas de la huerta próximas a la exposición, se pueden ver calabazas que se han desarrollado colgadas de los arcos y guías.
Se trata de un fruto voluminoso, generalmente esférico, de corteza gruesa y carne pulposa con multitud de semillas. Tiene un 90% de agua, muy pocas grasas y azúcares. Entre las especies y sus diversos cultivares encontramos prácticamente todos los colores: rojo, verde, amarillo, negro, gris, blanco o naranja, sucediendo de igual manera con las formas: de botella, alargada, redonda, lisa o rugosa.
Calabazas para comedores sociales
Según su uso, se clasifican en comestibles (para humanos y ganado) y ornamentales. Las plantas cuyo fruto es comestible son anuales. Normalmente se emplean en cremas, guisos, potajes o guarnición. La variedad, de color blanco con dibujos verdes y forma esférica más o menos alargada, se la conoce como “confitera de cidra”. Con su pulpa se prepara el famoso elemento culinario cabello de ángel.
Recomendable para todos los públicos y un pretexto más para vivir en primera persona el otoño en el Botánico de Madrid, la muestra de calabazas estará visible en la huerta del Jardín durante las próximas semanas, hasta que los ejemplares seleccionados ya no estén en condiciones de ser expuestos.
Una vez terminada la muestra, las calabazas sobrantes se donarán a comedores sociales, por lo que se recuerda a los visitantes la prohibición general de coger frutos del Jardín Botánico.