La Plataforma Liebre por Gato ha mostrado su "sorpresa, decepción e indignación" y ha tildado de "desconcertante" la negativa de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid (DGPC) a incoar la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la antigua Fábrica CLESA.
"Resulta desconcertante que sean los responsables de defender nuestro patrimonio los que nieguen su amparo al futuro de un edificio emblemático, que genera un consenso unánime entre arquitectos, vecinos e instituciones", ha recogido la Federación Regional de Vecinos de Madrid (FRAVM) en un comunicado.
Según han explicado, la antigua fábrica se encuentra "hoy amenazada por un proyecto de remodelación que destruiría sus valores". La Comunidad, añaden, "alega que parte de los elementos originales del inmueble se han perdido o han sido alterados, obviando que esas pérdidas y alteraciones han sido autorizadas por las administraciones públicas, incumpliendo la obligación legal de proteger el Patrimonio que les impone el artículo 46 de la Constitución".
"Pero, es que, además, esas pérdidas parciales no han mermado el interés arquitectónico del inmueble, que conserva los valores que lo han hecho merecedor de estudios y tesis doctorales y que obligaron al Ayuntamiento a protegerlo, oficialmente, cuando Metrovacesa pidió la licencia de demolición", han añadido.
Estudios y tesis doctorales
La Comunidad, además, objeta la presencia de amianto en la cubierta de fibrocemento, "un problema común a todos los edificios de esa época, con una solución tan sencilla como sustituir los elementos afectados por otros similares sin dicho material, en un proceso conocido como 'desamiantado', que deberá realizarse obligatoriamente cuando se emprenda su imprescindible rehabilitación".
También argumentan "que no se conserva la maquinaria original de la fábrica, aunque admiten que su presencia sólo aportaría un valor añadido". "Reconocer su valor, para luego negar su protección, es un ejercicio de fracaso institucional e incumplimiento de responsabilidades", han añadido las entidades ciudadanas.
Fuentes de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte han explicado que se trató de una petición del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) por la que se abrió el procedimiento habitual de valoración por parte de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad.
Se valoró con una visita técnica, un recorrido interior y exterior y se estudiaron los antecedentes, además de analizar diferentes tesis doctorales. Concluyen que se han perdido parte de sus elementos originales y no se conserva ningún elemento de la maquinaria original.
Además, las mismas fuentes han subrayado que el edificio está protegido por el Ayuntamiento de Madrid a nivel urbanístico, lo que consideraron que es "suficiente" para salvaguardar el bien.
Grave error especulativo
Tan sólo el orden en el que fueron agrupados sus volúmenes y su riqueza espacial bastarían para hacer merecedor a este edificio de la más alta consideración, como han afirmado los organismos que apoyan la declaración como BIC ahora denegada, que había sido solicitada también por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, con el apoyo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y las Fundaciones DOCOMOMO, Arquia y Arquitectura Contemporánea.
Por eso, desde la Plataforma Liebre por Gato, que agrupa a asociaciones vecinales, culturales y patrimonialistas madrileñas, aseguran que seguirán insistiendo en pedir su incoación como BIC "a quien la puede dar, para que sea un motivo de orgullo para el barrio en el que se ubica, la ciudad que lo administra y la región que la protege"; para mantener vivos esos valores que la han convertido en "una referencia incuestionable de nuestra mejor arquitectura, que se proyecta hacia el futuro. Es un derecho y es una responsabilidad de todos ejercerlos".