Después de los largos tres años de pandemia, China vuelve a confiar en el turismo, abre de par en par sus amplias puertas y muestra de nuevo sus enormes atractivos a los viajeros españoles para que puedan descubrir sus innumerables secretos.
Aunque China es uno de los diez países del mundo que más turistas recibe, con algo más de 65 millones en 2019, todavía son pocos los españoles que se deciden por este destino. Tampoco han sido muchos los chinos que han venido a España, aunque las cosas están cambiando.
La política de COVID Cero, que la Administración de Xi Jinping aplicó durante casi tres años, frenó una tendencia de crecimiento del turismo chino en España: en 2019, viajaron a nuestro país más de 700.000 turistas chinos, con un gasto medio por persona de 2.400 euros, el más alto de todos los mercados turísticos hasta la fecha, y una estancia media de 7,8 días, también la estancia media más larga entre todos los turistas, según datos de Turespaña.
Hay que considerar que los chinos son los mayores viajeros del mundo. En 2019, los turistas de la China continental realizaron más de 154 millones de viajes al exterior, incluyendo como destinos también los viajes realizados a Hong Kong, Macao y Taiwán, que representan un 45% del total; curiosamente, la principal razón para viajar, para el 79% de ellos, fue probar la gastronomía local.
Pero, las cosas pueden mejorar en los dos sentidos en 2023. Un buen ejemplo es la promoción que en estos días está haciendo la región de Jiangsu, muy cerca de Shanghai y en pleno delta del río Yangtsé -el mayor de Asia y el tercero más largo del mundo, tras el Amazonas y el Nilo-, que ya, desde 2018, apostó por España, montando un Centro de Promoción de Cultura y Turismo de Jiangsu que realiza numerosas actividades.
A final de junio será el turno de la región de Zhejiang, que hace unas semanas presentó con gran éxito, en Barcelona, una colección de pinturas de los maestros de la Dinastía Song.
Una provincia pujante
Con una población de casi 80 millones de habitantes, Jiangsu se ha situado como una de las provincias más pujantes de toda Asia. Casi un millón de empresas están instaladas en la zona, de firmas relacionadas con la tecnología que la han convertido en cuna de la electrónica y las comunicaciones, lo que fortalece, aún más, su potencial económico centrado, también, en la industria textil, química, maquinaria, materiales de construcción y metalurgia. También cuenta con el mayor número de universidades de toda China.
Pero, entre las modernas fábricas y los altos rascacielos, Jiangsu esconde viejas ciudades monumentales y unos paisajes únicos, en los que parece que se ha parado el tiempo y que transportan al viajero a una China auténtica, casi desconocida en la que la cultura y las tradiciones milenarias se sienten en sus calles.
Contribuye a ese paisaje idílico la presencia constante del agua en todas sus formas. Además del impresionante Yangtsé, que arroja su enorme caudal al Mar de China Oriental (parte del Pacífico) muy cerca de Nanjing, capital de la región y también capital de China durante varios períodos históricos, la provincia está surcada por el Gran Canal Beijing-Hangzhou, que cruza de parte a parte el país, y es el canal artificial más grande del mundo con casi 1.800 kilómetros de recorrido.
Los ríos Yangtsé, Huaihe, los lagos Taihu y Honghu (dos de los cincos mayores de agua dulce del país), junto con el Gran Canal, constituyen atractivo especial en el que sólo por contemplar la majestuosidad de sus paisajes, ya merece la pena visitar Jiangsu. Todo un entramado de ríos entrecruzados y redes acuáticas que hacen que el agua sea la corriente de vida de esta región, que ha sabido desde los tiempos antiguos aprovechar su riqueza.
Aunque el paisaje y la naturaleza predominan en Jiangsu, también destacan ciudades como Nanjing, Wuxi, Xuzhou, Changzhou, Suzhou, Nantong, Lianyungang, Huai'an, Yancheng, Yangzhou, Zhenjiang, Taizhou y Suqian. Urbes cargadas de historia y en las que se puede descubrir cómo era China hace siglos.
Jiangsu ha sido bendecida con recursos turísticos extremadamente ricos y variados; pintorescas ciudades de agua, exquisitos jardines clásicos, lagos y ríos cubiertos de niebla, mausoleos majestuosos y monasterios milenarios, todos llenos de un rico patrimonio cultural hacen de Jiangsu un destino turístico ideal.
Alimentado por las aguas vivificantes del Yangtze, Jiangsu ha prosperado durante milenios como cuna de la cultura, el comercio y la creatividad. La gente de Jiangsu, inculcada con una apreciación por las cosas buenas, exhibe en su capital uno de los mejores jardines clásicos de China, su ópera más elegante y una ciudad amurallada que fue la antigua capital de China durante casi 500 años.
Ciudades con historia y encanto
Nanjing es la capital de la provincia de Jiangsu y es una de las ciudades más visitadas. En los tiempos imperiales, fue capital de muchas de las dinastías que rigieron los destinos de este enorme reino.
Lo más llamativo de la ciudad es su muralla, que data de la Dinastía Ming. Originariamente, tenía 35 kilómetros, pero hoy sólo quedan 21 en pie. Otras de sus atracciones son el Mausoleo Xiaoling, donde está enterrado el primer emperador de la Dinastía Ming (siglo XIV a XVI), el Templo de Confucio (siglo XI, aunque su última reconstrucción es del 1984) o el Palacio Usnisa, ubicado en la montaña Niushou, un impresionante centro de peregrinación para los budistas por el que cada año pasan millones de visitantes.
En Nanjing se encuentra también el mausoleo del Doctor Sun Yat-Sen, padre de la patria que fue uno de los principales impulsores de la revolución democrática contra la dinastía de Qing, y a su tumba acuden los chinos como símbolo de máximo agradecimiento, aunque para llegar hay que acometer una enorme escalera de piedra con 392 escalones.
El parque del Templo Linggu es otra de las grandes bazas de esta hermosa ciudad, vale la pena pasear por sus alamedas para contemplar su enorme belleza natural. Otras atracciones que no hay que perderse son la Torre Zifeng, el Palacio Presidencial, el Puente sobre el Yangtsé o el Jardín Xuyuan.
Wuxi es una antigua ciudad industrial, que está dividida en dos mitades por el lago Taihu. Se la conoce como la Perla del Lago Tai o la 'Pequeña Shanghai'. El principal reclamo para el viajero es adentrarse en ese lago, sobre todo en primavera o en otoño, y surcar sus aguas hasta alcanzar la Isla de la Cabeza de Tortuga o la Isla de las Divinidades. Pero también hay que visitar al Gran Buda de Ling Shan, reciente construcción de más de 80 metros de altura, el noveno más grande del mundo y uno de las más grandes de China.
Al llegar a la ciudad de Yangzhou el tiempo parece haberse detenido. Es una preciosa y algo recóndita ciudad, cuyo esplendor se remonta a la época de construcción del Gran Canal, una obra de ingeniería que rivaliza en importancia y grandiosidad con la famosa Gran Muralla.
Sus ciudadanos contemplan con calma la prosperidad y el frenesí de las ciudades vecinas y resulta difícil imaginar que hace 300 años los mercaderes más ricos de China se diesen cita en esta capital. Quizá por eso ostente el título de Premio Hábitat de la ONU. O quizá esa es la razón por la que aquí se encuentran dos de los jardines más bellos de la región de Jiangsu, el Jardín de Heyuan y el Jardín de Geyuan, obras maestras de este tipo de construcciones.
Parada obligada en este enclave es un paseo por el Estrecho Lago Oeste. Se trata de uno de los parques más famosos de China. Sus quioscos, pabellones y puentes son excelentes muestras de la construcción de los jardines clásicos orientales.
El viaje por Jiangsu no puede finalizar sin adentrase en Suzhou, posiblemente la ciudad más auténtica y bella de la región. Conocida como la Venecia China, Suzhou se remonta al siglo VI a.C. y sus canales, puentes de piedra, pagodas e impresionantes jardines hacen que cada uno de sus rincones estén llenos de magia y encanto.
Imprescindible el paseo en góndola y adentrarse en Ping Jiang Road, una de las calles más agradables de la ciudad, que conserva el antiguo pavimento empedrado y donde las tiendas mantienen los estilos arquitectónicos tradicionales como si por ella no hubiese pasado el tiempo.
Todo ello, en una ciudad que es uno de los centros mundiales de la industria de la seda. Desde hace más de 2.000 años, se vienen haciendo bordados inspirados en la rica naturaleza de la provincia, con hermosos matices de color gracias a la refinada técnica de tratamiento de la seda.
Los jardines de Suzhou son conocidos en todo el mundo por su cuidado diseño que se basa en principios de jardinería establecidos hace más de 2.000 años. El precioso jardín Maestro de Redes es uno de los ejemplos más destacados, tan peculiar que el Museo Metropolitano de Nueva York lo tomó como ejemplo para reconstruir un patio tradicional chino en una sus salas.
Una gastronomía peculiar
La cocina de Jiangsu, a veces se llama simplemente cocina Su, es una de las ocho tradiciones culinarias de la cocina china con más de 2.000 años de historia, que surgieron debido a diferentes factores que contribuyeron a darles forma. Estas características únicas son las técnicas de cocción, los ingredientes locales, su geografía, la influencia de otras culturas, etc.
La cocina de Jiangsu no solo impera en la provincia de Jiangsu, también en la ciudad autónoma de Shanghái. Tiene fama de cocina gourmet por sus técnicas refinadas y buena presentación de los platos. Es conocida por su aspecto hermoso y delicado y el sabor fresco, natural, suave y ligeramente dulce.
Se presta especial atención a conservar el sabor natural y los jugos de los ingredientes, así como el condimento de la sopa. La gastronomía de Jiangsu es conocida por ser elegante y sutil, refinada tanto en sabor como en presentación, así como versátil y exquisita en el trabajo de los cuchillos. Desde platos fríos artísticos, platos calientes decorativos, esculturas de verduras y frutas, hasta deshuesar el animal sin dañar la forma general, la habilidad con el cuchillo de los chefs es claramente exquisita.
No pueden faltar, como en otros lugares de China, los célebres dimsum rellenos de ingredientes, el arroz frito o el pescado Mandarín con forma de Ardilla o So¯ngsh guì yú, un plato tan famoso y tan frecuente en toda China que ahora se considera uno de los platos emblemáticos, no sólo de la cocina de Jiangsu, sino de la cocina china en su conjunto.
Algunos de sus platos más característicos son la Bola de cerdo estofada en salsa marrón, también conocida como Cabeza de León o Shi¯zi tóu, la Sopa de pollo al vapor y Tortuga de caparazón blando, Pescado mandarín agridulce, Costillas de cerdo Wuxi estofadas o Hóngsha¯o Páig o Tofu estofado relleno de carne y gambas.