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El oscarizado Eugenio Caballero ha diseñado su séptima edición, con visita gratuita hasta el 10 de noviembre

Altar de muertos en Casa de México en España: un recorrido escenográfico por la muerte y la vida

Considerado patrimonio cultural inmaterial, el día de muertos es una de las festividades más importantes del país. La fundación espera recibir cerca de cien mil visitantes en el periodo de seis semanas e invita al público a visitarlo de forma gratuita.
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Considerado patrimonio cultural inmaterial, el día de muertos es una de las festividades más importantes del país. La fundación espera recibir cerca de cien mil visitantes en el periodo de seis semanas e invita al público a visitarlo de forma gratuita. (Foto: Fundación Casa de México en España)
Por Redacción Centro
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promanillosmasinteresmadridcom/12/1/12/29
lunes 14 de octubre de 2024, 00:25h
Fundación Casa de México en España, en su misión de dar a conocer las tradiciones de México, celebra la séptima edición de su conocido altar de muertos, con un diseño del director artístico Eugenio Caballero, ganador de un Óscar.
Casa de México prepara un programa de actividades que incluyen visitas guiadas, talleres y ciclos de cine entorno al día de muertos.
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Casa de México prepara un programa de actividades que incluyen visitas guiadas, talleres y ciclos de cine entorno al día de muertos. (Foto: Fundación Casa de México en España)
Eugenio Caballero, reconocido director artístico y ganador de un óscar, ha diseñado la séptima edición del altar de muertos de FCME
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Eugenio Caballero, reconocido director artístico y ganador de un óscar, ha diseñado la séptima edición del altar de muertos de FCME (Foto: Fundación Casa de México en España)

La casa está intervenida desde la fachada hasta la segunda planta, pasando por las escaleras y los pasillos. El diseño del altar y la intervención del resto de los espacios está basado en el viaje que hacen los difuntos para llegar, es decir, el recorrido del mundo de los muertos al mundo de los vivos y viceversa.

La pieza central del altar es un diseño de 30 metros cuadrados de Maru Calva inspirados en los dibujos del maestro artesano Javier Martínez Pedro, que sugiere el camino que se inicia con la muerte y trae a los difuntos de regreso a la vida simbolizado en la ofrenda.

La dualidad es un concepto presente a lo largo de todo el recorrido, que hace referencia a la forma en la que las culturas prehispánicas entendían la vida y la muerte: el día y la noche, la luna y el sol, el cielo y el inframundo, que se reflejan en los diferentes espacios escenográficos.

La dualidad de la vida y la muerte está representada en la fachada principal con 40 flores de cempasúchil tejidas en la técnica de las sillas Acapulco. La flor de cempasúchil simboliza el día de muertos en México, gracias a su color y aroma es uno de los elementos más representativos de las ofrendas. El color encendido de esta flor ilumina el camino y el aroma guía a las almas hacia el altar. La fachada se complementa con nueve calaveras monumentales, que emulan la técnica del barro bruñido.

En alusión a Macario –clásico del cine mexicano–, infinidad de velas enmarcan la puerta de la entrada, película que se proyectará en el ciclo de cine 'El muerto al pozo y el vivo al gozo'.

En el escaparate, el visitante podrá observar una escenografía que simula un teatrino con un paisaje mexicano habitado por calaveras. Las escaleras se iluminan con cubiertas de papel picado calado, con detalles del dibujo del maestro Martínez Pedro.

Posterior al altar principal, el público continuará el recorrido por los pasillos, en los cuales se exhiben 20 piezas de arte popular inspiradas en la tradición de Día de Muertos, elaboradas en diversas técnicas artesanales, como el barro, pastillaje, madera tallada y barro moldeado.

El final del recorrido es la recreación de un altar de muertos tradicional, como se encuentran en las casas de México con todos los elementos: agua, velas, papel picado, flores, calaveritas, copal, sal, objetos personales del difunto, fotografías.


Sincretismo y fusión de culturas

La vida y la muerte son un misterio que las diversas culturas del mundo han abordado, cada una a su manera. El Día de Muertos es un claro ejemplo de sincretismo, de la fusión de dos culturas: la mesoamericana y los rituales de la tradición católica llevada a México por los españoles en el siglo XVI, por lo que comparte tanto raíces prehispánicas como occidentales, entrelaza la diversidad de imaginarios de ambas cosmovisiones y se ha convertido en uno de los rasgos esenciales de la identidad mexicana.

Se trata de una tradición ancestral que celebra el regreso temporal de familiares y seres queridos difuntos. De esta manera simboliza el encuentro entre los vivos y los muertos.

Los indígenas trasladaron la veneración de sus muertos al calendario cristiano, la cual coincidía con el final del ciclo agrícola del maíz, su principal alimento. Por eso se festeja el 2 de noviembre, un día después de Todos Los Santos.

Durante esta celebración, la tristeza y la nostalgia se convierten en gozo, recuerdo, cariño y memoria de seres queridos; una actitud que explora el vasto territorio de lo insondable, prefiriendo el movimiento y la luz sobre lo oscuro y lo yerto. De esta manera, se honra a los antepasados y amigos fallecidos de una manera colorida, festiva y amorosa. Por unas horas, ellos regresan al mundo de los vivos para unirse a las familias y disfrutar juntos de los manjares favoritos del difunto.

Este año el altar no tiene una dedicatoria concreta, es más un homenaje a lo que representa esta tradición, invitando a los visitantes a revivir el recuerdo de sus muertos y dedicarles a ellos el altar.


Cosmovisión prehispánica

En la época prehispánica, el culto a los muertos era algo esencial. Las diversas culturas precolombinas creían en la vida después de la muerte. Entendían el ciclo de la vida y la muerte como un viaje, recorrido hasta el lugar del universo que le correspondía dependiendo de cómo había muerto. La muerte convivía en todas las manifestaciones de la cultura.

En el mundo prehispánico, la muerte no tenía la connotación moral de la religión católica, en la cual la idea del infierno o el paraíso significa castigo o premio. Los antiguos mexicas creían que el destino del alma estaba determinado por el tipo de muerte que habían tenido.

'Mictlán' era el inframundo en la cosmovisión de varias culturas prehispánicas de Mesoamérica, particularmente en la mexica (azteca). Era el lugar al que iban las almas de los muertos, gobernado por el dios Mictlantecuhtli y su consorte Mictecacíhuatl. Estaba dividido en diferentes niveles o regiones y llegar a él no era sencillo. Se creía que el alma del difunto debía atravesar una serie de pruebas y desafíos en su viaje al Mictlán, un proceso que duraba cuatro años. El viaje al Mictlán consistía en atravesar nueve niveles o inframundos, cada uno más peligroso y desafiante que el anterior.


Patrimonio inmaterial de la Humanidad

El 7 de noviembre de 2003, la tradicional celebración del día de muertos en México fue declarada Patrimonio inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Esta tradición que data de la época prehispánica, cuando los antiguos pobladores pensaban que la muerte era sólo el principio del viaje hacia el Mictlán, donde los muertos se encontrarían con el dios Mictlantecuhtli y con la diosa Mictecacíhuatl.

Los altares de muertos suelen ponerse en casas y, actualmente, se pueden ver en escuelas, museos, centros comerciales y en espacios públicos. Cada región, cada cultura, cada hogar tiene su propia manera de montarlos.

Hay altares de dos niveles, que marcan el mundo de los vivos y el del inframundo, el cielo y la tierra, y de tres niveles, representando el primer nivel el cielo, el segundo, la tierra y el tercero, el purgatorio. El altar de siete niveles simboliza los pasos necesarios para llegar al cielo y, así, poder descansar en paz.

Elementos de un altar de muertos

Lo que nunca deben faltar son los objetos que representan los cuatro elementos de la naturaleza:

El agua: simboliza la fuente de la vida y es necesaria para saciar la sed del difunto después de su largo viaje para volver al mundo de los vivos.

La tierra: son los frutos que nos dan de comer: maíz, calabaza, garbanzo y frijol.

Las flores: sirven para encontrar el camino hacia el altar, la más común, el cempasúchil que, por su color como el sol y su fuerte aroma, sirve para mostrar el camino. También es la flor de terciopelo, mano de león o cresta de gallo, cuyo color va desde el rojo carmín hasta el morado, que significa el duelo.

El aire: representado con el papel picado, que al moverse nos anuncia la llegada de los difuntos. Da alegría y color a la ofrenda.

El fuego: las velas, cirios o veladoras, significan la fe y la esperanza e iluminan el camino de las ánimas. Hay otros objetos que, según la tradición de la región, el pueblo, la familia o la persona que lo monte suelen estar en una ofrenda.

Sal: purifica y sirve para que el alma no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta. Se forma una cruz con ella, que en las culturas mesoamericanas señala los cuatro puntos cardinales para orientar al difunto y para la cultura católica, fruto de la influencia española, la cruz significa la resurrección que redime.

Copal: se quema en un sahumerio y sirve para limpiar al lugar de los malos espíritus para que el alma pueda llegar a la que fue su casa sin ningún peligro.

Calaveras: recuerdan que la muerte es parte de la vida y que todos somos mortales. Pueden ser de azúcar, chocolate, barro.

Arcos: se elaboran con flores de cempasúchil o frutos para representar el paso entre el mundo de los muertos y el de los vivos.

Fotografía del difunto: las ofrendas pueden estar dedicada a una o a varias personas, no importa el número.

Imágenes religiosas: según la devoción que tenía el difunto o la familia que lo recuerda.

Pan: el más común es el que tiene forma circular para referirse al ciclo de la vida y la muerte. En medio tiene una bolita que simboliza el cráneo del difunto, las tiras en cruz representan los huesos de los que todos estamos formados.

Objetos personales: aquellas cosas materiales que alegraban al difunto: sus alimentos favoritos, un libro, una copa de vino, tequila, una raqueta, chocolates, cigarros o juguetes si se trata de un niño.


Información de interés

El altar está en exposición desde el 2 de octubre hasta el 10 de noviembre, de lunes a domingo, incluidos los festivos nacionales y regionales (12 de octubre, 1 de noviembre y 9 de noviembre).

Los visitantes podrán visitar el altar en recorrido guiado en grupos; para adquirir las entradas es necesario estar suscrito a la newsletter de la fundación. Los recorridos guiados tienen una duración aproximada de 25 minutos, en donde se camina por las tres plantas de la casa y se ven todos los elementos decorativos, además, del altar principal.

Horario de recorridos guiados:

– Martes a viernes: 16.00 a 20.30 horas
– Sábado: 13.00 a 20.30 horas.
– Domingo: 13.00 a 18.30 horas.

Quienes lo deseen, podrán visitar el altar sin necesidad de tener entradas, en los horarios de acceso libre (no incluye guía):

– Lunes: 10.00 a 18.45 horas.
– Martes a viernes: 10.00 a 15.30 horas.
– Sábado y domingo: 10.00 a 12.30 horas.

Además, Fundación Casa de México en España ha creado un programa de actividades que incluye numerosos talleres: elaboración de nichos, máscaras de catrina, papel picado, teatrinos, tocados con hojas de maíz.

Se complementa con dos ciclos de cine, uno para el público infantil 'Aventuras de otros mundos' y 'El muerto al pozo y el vivo al gozo', para el público adulto.

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