Gustavo Santaolalla, ganador de dos Oscars, ha creado el proyecto 'Imágenes sonoras de Madrid' con estudiantes de la Escuela TAI. La iniciativa explora la identidad a través de imágenes y sonidos, mostrando la esencia de lugares icónicos de la capital.
Figura clave de la música y el cine contemporáneos, ganador de dos premios Oscar por Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005) y Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006), y creador, entre otras, de las bandas sonoras de Diarios de motocicleta (Walter Salles, 2004) y del videojuego y la serie The Last of Us de HBO, Gustavo Santaolalla se ha vinculado a Madrid a través del proyecto experimental 'Imágenes sonoras de Madrid', creado junto a más de treinta estudiantes de cine y música de la Escuela Universitaria de Artes TAI.
Madrid Film Office colabora en esta iniciativa, publicando una ruta sobre 'Imágenes sonoras de Madrid', a disposición de todos los interesados en este enlace.
– ¿Cuál es la vinculación de Gustavo Santaolalla con Madrid?
– Mi vinculación con Madrid surge de mi identidad. El tema de la identidad es algo que siempre me acompaña, desde el comienzo de mi carrera, y que tiene que ver, obviamente, con reflejar en lo que hago el lugar y la cultura de donde vengo.
La primera identidad viene de la casa, quién es uno con respecto a sus hermanos, a sus padres, quién es uno en el barrio, en la ciudad… y se va expandiendo. Hoy en día, soy un latino que vengo de Argentina, pero que vivo en Los Ángeles, eso me da otras condiciones.
En esa búsqueda de la identidad en la que he profundizado y que me acompaña, como decía, desde el comienzo de mi carrera, mi raíz hispana, que viene de mi abuelo andaluz y de mi abuela vasca, es algo que forma parte y que me lleva finalmente al principio de todo. Y en esa llegada a España, Madrid se convierte en mi puerto y en una de las ciudades con las que me he relacionado más intensamente en España.
– ¿Cómo surgió el proyecto ‘Imágenes sonoras de Madrid’?
– ‘Imágenes sonoras’ es una idea que me acompaña desde hace bastante tiempo, pero que necesitaba tener el contexto y también la plataforma o la gente, la institución, que me ayudara a llevarla a cabo.
Comencé mi relación con TAI a partir de unas conferencias que di, y ahí les comenté el proyecto. Ellos fueron totalmente receptivos y me dieron la oportunidad de desarrollarlo, porque no era una cosa tan sencilla.
El proyecto que propuse consistía en presentar a través de un nuevo formato, distinto, de registro y edición, diversos cortos de carácter audiovisual que nos permitieran definir espacios y sus historias.
Era algo que se podía aplicar muy bien para, nuevamente relacionado con este tema de la identidad que tanto me motiva, enseñar lugares icónicos de la ciudad de Madrid, a través de un formato de registro muy diferente, no convencional, no de carácter turístico, sino mostrando el alma de esos lugares, desde otro ángulo, de otra manera.
– Ha comentado recientemente que no hay antecedentes de un proyecto como este...
– El proyecto toma pautas que se inspiran en el trabajo de Murray Schaeffer, que es el creador de lo que se llaman los 'paisajes sonoros' (sound landscapes). Puse como sobrenombre ‘El oído que mira y el ojo que escucha’, porque el registro diferente es trabajar la creación de un corto –podría ser un largo también– donde imagen y sonido funcionan como el primer elemento de inspiración para la creación, luego, de un score, de una música o de una historia.
Esto tiene un protocolo detallado, pero voy a tratar de sintetizarlo. En principio, se toma un lugar como referencia, por ejemplo el parque de El Retiro, en donde uno de pronto con una cámara toma una visión panorámica de todo el lugar y su sonido, el paisaje sonoro como lo llamaría Murray Schaeffer.
Una vez establecido esto, particularizamos: vemos que dentro de ese paisaje sonoro hay un pajarito cantando y podemos hacer un 'zoom' o un 'close up' con la cámara y tomar nuevamente el sonido. La idea es que todo lo que vemos lo escuchamos y todo lo que escuchamos lo vemos, de manera síncrona o no.
Esto es lo que utilizamos como la base de creación de lo que, después, va a ser nuestro score, nuestra música. Cuando nos ponemos a editar, estamos editando imagen con sonido simultáneamente y eso es lo que va a inspirar a la música que se va a componer y que utiliza esos sonidos.

– Ha trabajado con 30 estudiantes, entre los que se encontraban compositores, directores y guionistas. ¿Cómo ha vivido la experiencia?
– Poder trabajar con gente joven que se está formando, ha sido una experiencia enriquecedora. Creo en la experiencia, pero también creo en los frutos de la inexperiencia, porque precisamente el no saber, a veces, es lo que te da la posibilidad de tomar caminos que una persona que sabe nunca tomaría, porque ya piensa que las cosas se hacen de una manera.
Fue muy bueno ver cómo, a partir de ciertas reglas que eran estrictas, cada uno de los estudiantes se aproximaba y traía sus ideas a la mesa. Tienen realmente una calidad y una creatividad únicas. Aportan la posibilidad de que la gente que está familiarizada con algunos lugares pueda verlos con unos ojos diferentes y con un oído diferente, porque estamos hablando también de que el sonido empieza a jugar un rol tan importante como lo visual. Poder acercarse a espacios conocidos y verlos con una óptica y con un oído distintos es algo que enriquece.
– Ha dicho usted en alguna ocasión que la música es una forma de ver y escuchar la vida. ¿Qué es para usted la imagen, el cine? ¿En qué momento saltó de la música al cine?
– Yo no siento para nada que haya pasado de la música al cine. La música forma parte de mi vida y traspasa géneros. Neil Druckmann, creador The Last of Us, el videojuego, quería que yo hiciera la música en Naughty Dog, que es la compañía que ahora dirige, y él siempre comenta que le decían que cómo iba a proponer a Gustavo Santolalla que hiciera la música de un videojuego, ganó dos Oscars, no va a tener interés…
Y no es para nada así. La música casi siempre puede tener un rol importante, obviamente depende de los proyectos. No siento que salté de la música al cine. Soy un artista y la música es mi forma de expresión más importante, pero utilizo distintos fórums para mostrarla.
A veces me toca producir a otros artistas, a veces hacer mis álbumes, en ocasiones me toca estar con una banda como Bajo Fondo (Bajo Fondo Tango Club), o hago una película, o un videojuego, pero, en realidad, siempre es acerca de la vida, es acerca de historias. No siento que estoy haciendo, por ejemplo, una música para un videojuego, sino para una historia. Esto se aplica también en las películas y canciones, en los álbumes. Todo tiene que ver con contar historias y eso es lo que yo hago con la música, contar historias.
– ¿Qué tipo de musicalidad le sugiere la ciudad de Madrid?
– Madrid, por su carácter cosmopolita, es una ciudad que está llena de distintos tipos de música. No creo que haya un solo tipo. Obviamente, uno va a encontrar cosas más folclóricas o históricas que forman parte del paisaje sonoro de Madrid, pero con la cantidad de gente que habita la ciudad y que ha ido dándole forma, hoy en día creo que tenemos una diversidad sonora y musical riquísima, que abarca muchos estilos y mucha historia, que viene de distintos lugares del mundo.
– ¿Le parece Madrid una ciudad cinematográfica?
– Madrid me parece una gran ciudad. El mundo pasa por distintas etapas y hay momentos donde unas ciudades se destacan más que otras y, ahora, desde hace unos años, Madrid es una de las ciudades más atractivas del mundo, por todo, por su gente, su vibración particular, su música, por lo que está ocurriendo. Todo esto también le da un valor cinematográfico. Y sí, la veo como un gran lugar para desarrollar un proyecto de cine.
– ¿Le veremos en más proyectos en Madrid?
– Si fuera por mí (risas), me gustaría pasar la mitad del año aquí. Aunque vivo en Los Angeles, me gusta viajar e intercambiar música y cultura de otros lugares. Por esta cosa de la identidad que hablaba al principio y mi conexión con el mundo hispano, la posibilidad de estar aquí en España y en Madrid es algo que me atrae mucho. En los últimos años, de hecho, he venido más asiduamente que en toda mi vida. Espero que esto vaya creciendo y pueda pasar aquí una buena parte del año.