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La combinación de turismo y voluntariado esconde negocios muy rentables

'Volunturismo', la cara oculta de los viajes solidarios que nos cuentan en las redes sociales

UNICEF trabaja con aliados en todo el mundo para apoyar la detección temprana y el tratamiento de los niños con desnutrición aguda grave y otras formas de malnutrición potencialmente mortales, para ponerlos en el camino hacia un crecimiento y desarrollo saludables. En Madagascar, una mujer enseña a otras madres cómo medir la circunferencia del brazo.
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UNICEF trabaja con aliados en todo el mundo para apoyar la detección temprana y el tratamiento de los niños con desnutrición aguda grave y otras formas de malnutrición potencialmente mortales, para ponerlos en el camino hacia un crecimiento y desarrollo saludables. En Madagascar, una mujer enseña a otras madres cómo medir la circunferencia del brazo. (Foto: ©UNICEF/UN0602370/Ralaivita)
Por Paz Romanillos
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laromanillosgmailcom/12/12/18
lunes 01 de agosto de 2022, 13:57h
El volunturismo se ha convertido en un producto más de la sociedad de consumo, una nueva forma de viajar satisfaciendo un deseo de neocolonialismo 2.0. La finalidad no es contribuir al desarrollo de ninguna sociedad, sino ofrecer a clientes ávidos de nuevas emociones una experiencia que les permita sentirse por unos días héroes salvadores del mundo.

No hay verano sin este tipo de publicaciones en las redes sociales. Además de las fotografías con pequeños sonrientes, no fallan los mensajes 'hakuna matata', el look de Coronel Tapioca en un intento de copiar del vestuario de Memorias de África, y las frases acompañando las imágenes del tipo: "son felices con tan poco" o "la lección me la dieron ellos a mí".

Joven occidental que viaja a algún país africano para hacer un voluntariado y se fotografía rodeado de niños. Es probable que ese joven occidental haya llegado a ese lugar gracias a una escuela, su iglesia o incluso pagando un programa de voluntariado para poder participar.

Estos jóvenes parecen creerse una especie de salvadores del mundo y anteponen la satisfacción de su ego y el lucimiento de sus 'selfies' en Instagram a cualquier motivación humanitaria. A esa actitud egocéntrica e irresponsable algunos ya la han bautizado como 'volunturismo'.

Así lo señala Júlia Codina, cooperante internacional que ha trabajado con Amnistía Internacional y Naciones Unidas en Nairobi y el Líbano, en un hilo en Twitter que se ha hecho viral.

Otro ejemplo que lleva ya tiempo circulando por las redes sociales es este vídeo, publicado por la ONG SAIH Norway, que satiriza la actitud de algunos voluntarios que buscan a cualquier precio likes para sus publicaciones en las redes sociales:

El 'volunturismo' se ha convertido de un producto más de la sociedad de consumo, una forma de viajar satisfaciendo un deseo de neocolonialismo 2.0. Porque la finalidad del volunturismo no es contribuir al desarrollo de ninguna sociedad, sino ofrecer a clientes ávidos de nuevas emociones la posibilidad de vivir una experiencia que les permita sentirse por unos días salvadores del mundo.


Romantizar la pobreza

"El problema que radica de estas imágenes es que se hace un atractivo turístico de la pobreza, que acaba por ser un negocio. Mientras vemos que influencers y personas con poder comunicativo publican fotos de niños como parte de un paisaje que fotografiar, detrás hay una deshumanización increíble que trae consigo una infantilización de la comunidad. Da a entender que parte del problema del país es que no hay una presencia occidental ahí", opina Pablo Sánchez, politólogo, trabajador humanitario y director de la organización The Health Impact.

Sánchez asegura que no todo el problema se achaca a personas que realizan este tipo de viajes, sino que "gran parte de la culpa es de los intermediarios que hacen posible la explotación de la desigualdad para ganar dinero a su costa". La vulneración de los derechos de niños y de adultos, que son utilizados, se convierte en un negocio redondo: "Buscan voluntarios o gente con ganas de descubrirse a sí mismos a las que poder captar y clavarle cientos de euros en un viaje que se basa en una idea colonialista y racista por todo lo que implica".

Suárez cree que estos voluntarios van con buena intención, sin ser conscientes del daño que están haciendo, "lo que no les exime de responsabilidad".


Voluntariado, ética y utilidad

Por unos 600 euros, más visado, más billetes de avión y gastos varios, se puede ir unas cuatro semanas a hacer un voluntariado a un país africano. Pero, ¿tiene sentido ir un periodo corto? ¿Realmente ayuda a los lugareños?

"Quien va allí no lo sabe, pero no va a aportar nada. Las propias agencias y empresas conocen que la razón principal del viaje es intentar ayudar y se lo tratan de vender así, pero no es el caso en muchos aspectos. Una estancia corta, además de relacionarse más con el turismo, no permite enrolarse en el proyecto y vulnera el derecho de personas con las que se trabaja. Las poblaciones se deshumanizan y cosifican. El perjuicio es mayor que el beneficio que pudiera traer", asegura Sánchez. En su proyecto, los voluntarios van para una función específica, porque pueden ejercerla, y siempre como apoyo de los locales, que son quienes realmente conocen el terreno.

Entre los consejos sobre lo que no hay que hacer cuando se va de cooperación, apunta que "no hay que hacer en Tanzania lo que no haríamos en Noruega". "Tampoco hay que ir repartiendo ni ropa, ni caramelos, ni nada a diestro y siniestro", apunta.

Vamos, que mejor se evite lo que hizo la influencer Dulceida hace unos años en Ciudad del Cabo, cuando según ella hizo "feliz" a niños al regalarles gafas de sol. Fue bastante criticada por eso y por subir fotos bañándose en una bañera cuando las reservas de agua de la zona se estaban agotando.


"Está de moda la solidaridad y esto es bueno si se hace bien, pero puede perjudicar mucho en caso contrario. Debemos evitar el postureo, el 'volunturismo'. Y, para ello, recomiendo ir sin cámara de fotos y sin móvil, ser capaz de no tomarse ni una foto. Es la mejor manera de no caer en el vicio de colgarla en las redes", añade.

"La pobreza no está en África, sino en mi mirada hacia ella. Vivimos en un mundo lleno de fronteras como una valla o un mar, pero la frontera más peligrosa somos nosotros mismos, con nuestros prejuicios. No todo vale. No de cualquier manera. La buena intención no es suficiente. Debemos hacer cooperación sin paternalismos, con humildad, con respeto, profesionalidad y excelencia", asegura. De otra forma, caemos en el llamado síndrome del 'Salvador Blanco', que "implica imperialismo, colonialismo y racismo".

Voluntariado y responsabilidad

Para fomentar el ejercicio responsable del voluntariado y evitar las malas prácticas realizadas por algunas empresas y ONGs, la Organización de Naciones Unidas presentó, en 2010, un documento denominado 'Guidelines for the Alternative Care of Children' (Directrices sobre las modalidades alternativas de cuidado de los niños”), que contemplaba una serie de normas con las que pretendía garantizar la aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño para asegurar la protección y el bienestar de los niños que se ven o corren el riesgo de verse privados del cuidado parental.

Dos años más tarde, la ONG Better Care Network, en colaboración con otras organizaciones como Save the Children, Aldeas Infantiles SOS o Unicef, profundizó en esta dirección elaborando el manual titulado 'Avanzando en la implementación de las directrices sobre las modalidades alternativas de cuidado de los niños', que pretendía asistir a todas aquellas partes interesadas en la implementación de las directrices anteriormente definidas por las Naciones Unidas.

Para saber más y entender mejor el concepto de 'volunturismo', os invitamos a ver el podcast de Javi Alonso, en Youtube, titulado 'El volunturismo: salvadores blancos y neocolonialismo'.

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