En septiembre del año pasado, la laguna de Colmenar de Oreja apareció teñida de color rojo debido a la presencia de microorganismos, como algas, bacterias y un diminuto crustáceo, la 'artemia salina'.
Los agentes forestales de la Comunidad de Madrid tomaron muestras del agua para descartar que pudiera haber algún tipo de contaminación o de vertido, aunque sospechaban que tenía un origen biológico.
Se trata de “un fenómeno natural, debido a que el agua de la laguna es muy salina, una condición que no es nada habitual en la región y que ha provocado la aparición de unas algas específicas de este tipo de ambientes, bacterias y un microcrustáceo, la 'artemia salina', que tienen betacarotenos, un pigmento que le da el color rojo a la laguna”, explica el jefe del operativo del cuerpo de agentes forestales de la Comunidad de Madrid, Miguel Higueras.
“Es un ciclo biológico. Al final del verano y principios del otoño, las algas y los microcrustáceos empiezan a reproducirse y, a medida que aumenta la población, como los microorganismos tienen ese pigmento, la laguna se vuelve cada vez más roja. A mayor población, mayor colorido”, indica Higueras.
El periodo de reproducción puede tener una duración de uno a dos meses, en función de cómo se desarrolle el otoño, ya que es “muy sensible” a factores externos como la temperatura exterior y las precipitaciones. “Si llueve mucho, se puede diluir la sal y eso hace que la población se comporte de manera diferente”, precisa.
Los meses de septiembre y octubre serán “el momento óptimo” para observar este fenómeno natural, que no tiene ninguna repercusión en el hábitat, más allá de “la curiosidad o la singularidad”. “Sólo se produce si se dan una serie de circunstancias, que no son nada habituales”, afirma.
Un crustáceo de interior
La hipótesis que barajan los agentes forestales es que algún ave migratoria procedente de África o del sur de España haya podido traer los huevos de este crustáceo, que pueden llegar a tener una latencia de hasta cuarenta años.
“La 'artemia salina' es una especie muy curiosa. Ponen huevos que tienen la característica de que, cuando están en las condiciones climáticas inadecuadas por el frío y por la sequedad, se transforman en quistes, que pueden aguantar meses e incluso años en condiciones adversas, pero sigue siendo viables”, expone Higueras.
Por eso, apunta, es probable que haya aparecido en Madrid por las aves migratorias, como patos, anátidas, limícolas o pájaros, que pueden haber transportado los huevos en el plumaje.
Si esos 'quistes' caen en sitios donde el agua no tiene la concentración de sal necesaria y no hay esas algas específicas, no prosperan, pero “en la laguna de Colmenar de Oreja se dan las condiciones adecuadas para que puedan eclosionar al final del verano y principios del otoño”, señala Higueras.
Este crustáceo está presente en muchas zonas de España donde hay salinas, especialmente en el sur del país. Los flamencos tienen el pico y los ojos de color rosa porque se alimentan de este crustáceo. Pero, en pocos sitios hay una densidad tan elevada como en la laguna de Colmenar de Oreja, lo que hace que tenga "un colorido tan espectacular”, resalta.
Otros casos, en España y en el mundo
En España, hay otros ejemplos de este fenómeno, como la laguna rosa de Cuenca, la laguna rosa de Torrevieja (Alicante) o la laguna roja próxima al Cabo de Peñas (Asturias), mientras que fuera de nuestras fronteras hay una laguna rosa en Oaxaca (México) y un lago rosa en Dakar, conocido por la etapa final del Rally París-Dakar.
El Centro de Astrobiología, que depende del Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial, se ha interesado por el estudio de la artemia salina, una especie extremófila, que puede vivir en unas condiciones extremas de salinidad.